Operativo policial en La Habana termina con el arresto de 2 persona y la incautación de un kilogramo de cocaína

Redacción

Un nuevo operativo policial en La Habana terminó con la incautación de aproximadamente un kilogramo de cocaína y la detención de dos personas, en un país donde el régimen insiste en vender la imagen de “tolerancia cero” contra las drogas, aunque la realidad diga otra cosa 🚨.

Según la versión oficial, los arrestos se produjeron este jueves cuando los implicados intentaban comercializar la sustancia ilícita. Las autoridades destacaron que uno de los detenidos ya tenía antecedentes por hechos similares, un detalle que vuelve a poner sobre la mesa una pregunta incómoda: ¿cómo alguien reincide tan fácilmente en un país con un control policial tan férreo?

Las investigaciones preliminares, siempre según el discurso estatal, apuntan a que estas operaciones estarían dirigidas desde el extranjero, con presunta coordinación desde República Dominicana y Estados Unidos. Una narrativa conocida, repetida hasta el cansancio, que busca colocar toda la responsabilidad fuera de la Isla y lavarse las manos con el problema interno.

Mientras el régimen habla de “redes internacionales”, evita explicar cómo entra la droga, quién la mueve dentro del país y qué estructuras permiten que circule en barrios donde escasea hasta el pan. La cocaína no aparece por arte de magia, y mucho menos en un país hipercontrolado donde el ciudadano común no puede mover ni una libra de arroz sin permiso.

Las autoridades reiteraron su “compromiso” de seguir enfrentando este flagelo, sin importar dónde se encuentren los presuntos responsables, y prometieron más información sobre el caso. Promesas que, en la práctica, casi nunca pasan de los titulares triunfalistas.

En la Cuba real, la que vive apagones, hambre y desesperación, el consumo y tráfico de drogas han dejado de ser una rareza, especialmente entre jóvenes sin futuro, mientras el Estado se limita a mostrar pequeños decomisos como trofeos propagandísticos.

Un kilo de cocaína sirve para un parte oficial y unos cuantos aplausos en redes controladas. Pero el problema es mucho más grande, y mientras no se hable de corrupción, complicidad y descomposición social, el narcotráfico seguirá creciendo justo debajo de la alfombra del régimen.

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