Régimen confirma la muerte de 55 personas a causa del «virus» mientras 43 personas permanecen en estado grave en los hospitales

Redacción

El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) reconoció este jueves una cifra alarmante: 55 personas han fallecido en Cuba a causa de arbovirosis, mientras 43 pacientes permanecen en estado grave, muchos de ellos niños. Los datos fueron confirmados por la viceministra Carilda Peña García durante una intervención televisada que, lejos de tranquilizar, dejó al descubierto la gravedad del brote.

Según explicó la funcionaria, el repunte de los contagios está directamente relacionado con la circulación activa del dengue y el chikungunya en todo el país. Aunque aseguró que no se han detectado nuevos casos de fiebre de Oropouche en los últimos días, la realidad es que las arbovirosis continúan golpeando con fuerza a la población.

De los fallecidos reportados, 18 murieron por dengue y el resto por chikungunya, y lo más preocupante es que la mayoría de las víctimas son menores de 18 años. Un dato que desnuda el colapso silencioso del sistema sanitario y la vulnerabilidad extrema de la infancia cubana ante enfermedades prevenibles.

Peña García informó además que 43 pacientes se encuentran ingresados en unidades de cuidados intensivos, cinco más que el día anterior. Nuevamente, los niños y adolescentes concentran el mayor número de casos graves, en hospitales que enfrentan carencias crónicas de medicamentos, reactivos y recursos básicos.

Durante su comparecencia en Canal Caribe, la viceministra detalló que el día anterior se pesquisaron 2.188 personas con síndrome febril, la mayoría enviadas a seguimiento en sus casas. En la práctica, esto significa que miles de cubanos enfrentan la enfermedad sin atención médica efectiva, dependiendo de un sistema que apenas puede responder.

Aunque el MINSAP intenta suavizar el panorama señalando que el índice de incidencia del dengue es inferior al del mismo período de 2024, la transmisión sigue activa en todas las provincias, lo que contradice cualquier discurso de control epidemiológico.

En el caso del chikungunya, se reportaron 372 nuevos casos sospechosos, con 27 confirmados por laboratorio. Hasta ahora, el país acumula 47.756 casos, una cifra que crece mientras las autoridades repiten el mismo guion de siempre: culpar al mosquito y llamar a la población a “extremar medidas”, sin garantizar los medios para hacerlo.

El control del Aedes aegypti vuelve a ser presentado como la solución principal, pero los números oficiales demuestran que la transmisión está fuera de control en buena parte del territorio nacional. Provincias como Santiago de Cuba, Holguín, Camagüey, La Habana y Villa Clara reportan un aumento sostenido de cuadros febriles, ingresos pediátricos y muertes atribuidas a “complicaciones”.

Médicos consultados de manera independiente advierten que la respuesta del sistema de salud está severamente limitada por la escasez de insecticidas, pruebas diagnósticas y condiciones hospitalarias mínimas. Mientras el régimen maquilla cifras y minimiza la crisis, la realidad se vive en las salas abarrotadas y en los hogares donde la fiebre no cede.

Una vez más, la propaganda oficial choca de frente con los hechos: las arbovirosis avanzan, los niños mueren y el sistema sanitario cubano no da abasto. Y el precio, como casi siempre, lo pagan los más vulnerables.

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