Un nuevo accidente de tránsito sacudió la madrugada de este domingo en la Autopista Nacional, cerca de Aguada de Pasajeros, en la provincia de Cienfuegos. El saldo preliminar es devastador: al menos dos personas fallecidas y varios lesionados, en otro episodio que vuelve a poner en evidencia el abandono de las carreteras cubanas y la irresponsabilidad estatal en materia de transporte.
Según información compartida por el comunicador independiente Yosmany Mayeta Labrada, el siniestro involucró un ómnibus con pasajeros procedentes del oriente del país. Entre las víctimas mortales estarían los dos choferes del vehículo, un dato que ha estremecido a familiares y compañeros de trabajo.
Desde páginas oficialistas, como Las Cosas de Fernanda.2, se intentó construir rápidamente una versión del hecho. Allí se afirmó que el accidente ocurrió en el kilómetro 188 de la autopista, cuando el conductor presuntamente se quedó dormido y chocó contra la parte trasera de una rastra. También se habló de al menos 13 personas lesionadas, incluidos dos menores con heridas leves. Como ya es costumbre, no hay confirmación oficial, ni lista de víctimas, ni parte médico claro.
Mientras el silencio institucional se impone, las redes sociales se convirtieron en la única fuente real de información. Familiares, amigos y testigos comenzaron a compartir mensajes cargados de angustia y dolor. Una usuaria relató que su padre viajaba en la guagua y sobrevivió “de milagro”. Otra mujer confirmó entre lágrimas la muerte de un familiar cercano. Un amigo de uno de los choferes fallecidos escribió un mensaje breve, pero demoledor, despidiéndose de quien llamó su hermano.
La desesperación también se hizo visible en publicaciones de personas que intentaban localizar a familiares cuyos teléfonos permanecían apagados tras el accidente. Cientos de comentarios llegaron desde distintas provincias, reflejando el caos informativo y la incertidumbre que siempre acompaña este tipo de tragedias en Cuba.
Horas después, el primer ministro Manuel Marrero Cruz publicó un mensaje en X lamentando lo ocurrido y enviando condolencias. Un texto protocolar, frío y predecible, que no menciona responsabilidades ni soluciones. Ni una palabra sobre el estado de la autopista, ni sobre el desgaste de los ómnibus, ni sobre las jornadas inhumanas de los choferes.
Este accidente no es un hecho aislado. Apenas mes y medio atrás, en esa misma zona de Aguada de Pasajeros, otro ómnibus —en aquel caso de Transtur— se salió de la vía en el kilómetro 183. Dos muertos y 18 heridos fue el saldo entonces. Hoy, la historia se repite con una precisión escalofriante.
En redes sociales, muchos usuarios apuntaron a las causas que el régimen evita reconocer. Carreteras destruidas, iluminación inexistente, señalización mínima y ómnibus sin mantenimiento técnico adecuado forman parte del paisaje cotidiano. “En Cuba casi todos los accidentes grandes pasan en Cienfuegos o Guantánamo”, escribió un internauta, señalando el abandono total de las autopistas.
La tragedia ha dejado a familias destrozadas y a viajeros aterrados, en un país donde moverse por carretera se ha convertido en una ruleta rusa. Mientras el Gobierno se limita a lamentar muertes y a buscar culpables individuales, el problema estructural sigue intacto, cobrándose vidas una y otra vez.
