El actor cubano Luis Carreres, que reside en Cuba y forma parte del circuito oficial de la televisión nacional, lanzó recientemente críticas directas contra sectores del exilio, a los que acusó de exigir posturas políticas a quienes permanecen en la Isla sin haberlas asumido cuando vivían allí.
Las declaraciones se produjeron durante una entrevista en el pódcast La Familia Cubana, conducido, entre otros, por el actor Alejandro Cuervo. En un tono áspero y sin filtros, Carreres arremetió contra lo que considera presiones externas hacia quienes viven bajo el control del régimen.
“Hay gente que te odia desde afuera y aquí no hicieron ni cojones”, soltó el actor, cuestionando a quienes hoy reclaman acciones desde la seguridad del exilio. “De pronto te dicen que tú tienes que hacerlo… ¿lo hiciste tú aquí?”, añadió, marcando una clara línea divisoria entre los cubanos de dentro y los de fuera.
Sin embargo, su discurso omite deliberadamente al actor principal del desastre cubano: el Estado. Carreres centró sus críticas en el exilio y en las divisiones entre ciudadanos, pero evitó mencionar la represión, la censura y el costo real que implica cualquier forma de protesta en Cuba.
En ese mismo espacio, el actor se manifestó abiertamente en contra de las protestas populares, una postura que coincide cómodamente con el relato oficial del régimen. Para Carreres, la salida no pasa por la movilización ciudadana, sino por un enfoque casi místico. “Necesito que la gente se ame, que se quiera, que se respete. Que todo el mundo salga, pero no a protestar, sino en espiritualidad, en bendiciones, en ayudas”, afirmó.
El mensaje, envuelto en buenas intenciones, termina funcionando como una despolitización del conflicto cubano, trasladando la responsabilidad del colapso nacional a la conducta individual de las personas y no a un sistema que lleva más de seis décadas anulando derechos y empobreciendo al país.
Carreres reforzó esa idea con frases de autoayuda: “Cuando das cosas positivas, recibes cosas positivas”. Un planteamiento que puede funcionar en un taller motivacional, pero que resulta profundamente desconectado de una realidad donde la protesta es criminalizada, la escasez es estructural y la obediencia se premia.
Sus declaraciones lo colocan en una posición crítica frente a los llamados a la acción ciudadana que han surgido en los últimos años, pero también lo alinean, consciente o no, con la narrativa oficial que demoniza la protesta y promueve la resignación como virtud.
Natural de Santiago de Cuba, Luis Carreres es un rostro conocido del panorama artístico estatal. Ha trabajado en radio, teatro y televisión, con presencia en dramatizados como Al compás del son y en el personaje de “Voltímetro” en Vivir del cuento, además de labores en cine, teatro y doblaje.
