Un video compartido por el usuario Yonimiler Del Río Polo muestra una escena que duele y avergüenza: niños y adultos hurgando entre montones de basura en un barrio de Ciego de Ávila, a plena luz del día. No es un hecho aislado ni una rareza local. Es el retrato crudo de una pobreza extrema que se ha normalizado en Cuba, aunque el poder insista en negarla.
Las imágenes hablan solas. Menores buscando entre desechos lo que no encuentran en sus casas. Juguetes rotos, latas para vender, restos de comida, a veces unas monedas. Todo vale cuando el salario de los padres no alcanza ni para lo básico y el plato de comida se convierte en una lotería diaria.
“Es triste ver a los niños buscando en la basura”, denunció Del Río Polo, señalando sin rodeos al régimen castro-comunista como responsable directo de esta miseria. Y no exagera. En un país donde el trabajo no garantiza dignidad, la infancia termina pagando la factura más cruel.
Escarbar entre desperdicios no solo es humillante, también es peligroso. Los menores se exponen a infecciones, cortes, enfermedades y bacterias, en un sistema de salud colapsado donde faltan medicamentos y hasta una aspirina se vuelve un lujo. La pobreza no solo mata sueños, también enferma cuerpos.
El activista avileño cuestionó además la indiferencia oficial y la pasividad social frente a una realidad que se agrava cada día. “¿Hasta cuándo el pueblo va a aguantar estas cosas?”, preguntó en redes sociales. Es una pregunta que resuena en todo el país, aunque nadie desde arriba se atreva a responderla.
Las escenas de Ciego de Ávila se repiten en La Habana, en el oriente, en el centro del país. Una niñez empobrecida, abandonada por un Estado que se llena la boca hablando de derechos, pero no es capaz de garantizar lo mínimo. Mientras el discurso oficial vende resistencia y soberanía, los niños buscan comida en la basura.
