Banco Central de Cuba se pronuncia sobre el prometido «regalo de año nuevo» hecho desde España por el mitómano de Ignacio Giménez

Redacción

El Banco Central de Cuba salió este miércoles a desmentir lo que calificó como un intento de engaño masivo que volvió a correr como pólvora por redes sociales, especialmente en Facebook. El bulo prometía ingresos de dinero en cuentas bancarias cubanas durante la primera semana de enero, justo cuando el bolsillo del cubano está más flaco que nunca.

A través de un comunicado oficial, el BCC dejó claro que no existe ningún programa, donación ni entrega de efectivo, ni por parte del sistema bancario nacional ni mucho menos del Gobierno de Estados Unidos. Todo, según la institución, es completamente falso.

El organismo estatal apuntó directamente al ciudadano español Ignacio Jiménez —o Giménez—, un personaje ya conocido por protagonizar episodios similares de desinformación. En una de sus publicaciones, el individuo aseguró que todos los cubanos con cuentas en el Banco Metropolitano, el BPA y Bandec recibirían un supuesto “regalo de Año Nuevo”, sin trámites, sin condiciones y sin explicación lógica alguna.

Como si fuera poco, también afirmó que viajaría a Cuba para desarrollar un ambicioso proyecto económico con el visto bueno del gobierno cubano y organismos internacionales, una historia que el Banco Central calificó sin rodeos como un delito de engaño masivo, orientado a sembrar confusión y aprovecharse de la necesidad extrema de la población.

El desmentido llega apenas semanas después de un episodio bochornoso que dejó al descubierto la fragilidad social del país. A inicios de diciembre, cientos de personas se concentraron frente al hotel Habana Libre, y en otros puntos del país como Santiago de Cuba, tras circular el rumor de que se entregarían 1.100 dólares por persona. Las imágenes de colas interminables, caos y presencia policial dieron la vuelta a las redes antes de que el Estado reaccionara.

Más allá de apagar el fuego del rumor, el episodio deja una verdad incómoda que el discurso oficial evita mirar de frente. Cuando una promesa absurda logra mover multitudes, el problema no es solo el estafador, sino el nivel de desesperación acumulada. En un país sin efectivo, con bancos vacíos, salarios simbólicos y una economía colapsada, cualquier historia de “dinero caído del cielo” encuentra terreno fértil.

El Banco Central puede desmentir rumores, pero no puede ocultar la realidad: Cuba se ha convertido en un lugar donde la necesidad es tan grande que hasta la mentira más burda parece una esperanza.

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