El medio oficialista Cubadebate publicó este domingo 28 de diciembre una invitación que ha dejado a muchos cubanos entre la incredulidad y la rabia. La propuesta era sencilla en el papel: pedir a los lectores que contaran cómo planean despedir el año 2025. En la práctica, sonó a chiste de mal gusto.
Según el texto firmado por el medio dirigido por Randy Alonso Falcón, despedir el año en Cuba sigue siendo una tradición marcada por la familia, la unidad y la espera del aniversario del triunfo de la Revolución. Para Cubadebate, la noche del 31 de diciembre no es solo un cambio de calendario, sino un acto de reafirmación histórica y compromiso colectivo. Una postal idílica que no existe fuera de los discursos oficiales.
La convocatoria hablaba de “destellos de alegría que persisten a pesar de cualquier circunstancia”, apelando a la resiliencia y al humanismo del pueblo cubano. Creatividad sin límites, formatos abiertos y relatos edificantes. Todo muy bonito… si no fuera porque la realidad va por otro carril.
Curiosamente, la nota no apareció en Facebook ni generó comentarios visibles en la web del medio. Donde sí explotó fue en Telegram, el único espacio donde el termómetro social se les fue de control. Las respuestas no tardaron y fueron tan crudas como el apagón cotidiano.
“A la manera tradicional: con velas y el paquete de supervivencia completo”, escribió un usuario. Otro ironizó sin anestesia: “Sin luz, obviamente. Experiencia buenísima, la recomiendo”. Hubo quien preguntó directamente si la invitación era una burla, y quien confesó no encontrar adjetivos para describir semejante desconexión.
Una persona resumió el sentir general sin rodeos: “¿Qué año? Sin luz 22 horas, sin dinero, sin comida, sin refrigerador para guardar nada. Qué fiesta ni fiesta”. Otra fue más directa todavía: chikungunya, apagones y escasez como menú real del fin de año cubano.
Para rematar, el sitio del Partido Comunista pidió que los relatos incluyeran nombre completo, municipio y provincia, en nombre de la “autenticidad” y la construcción del relato colectivo. Un detalle que muchos interpretaron como control, exposición innecesaria y cero sensibilidad en un país donde opinar ya tiene precio.
El contraste entre el discurso triunfalista y la Cuba real volvió a quedar en evidencia. Mientras el oficialismo invita a tejer un “mosaico de celebración nacional”, la gente responde desde la oscuridad, la inflación desbocada y la mesa vacía.
Como comentó una usuaria en Telegram, con números en la mano y resignación en la voz: sin corriente, sin agua, sin arroz —a menos que lo pagues a 700 pesos— y con el salario evaporado antes de que llegue el 31. Eso no es una fiesta. Eso es sobrevivir.
Y aun así, desde Cubadebate insisten en pedir sonrisas, relatos épicos y agradecimientos. La pregunta no es cómo despedir el año. La pregunta real es hasta cuándo el régimen seguirá fingiendo que el país que gobierna se parece al que describe.










