Orlando “El Duke” Hernández volvió a encender el debate entre los cubanos, dentro y fuera de la isla, tras lanzar una de las críticas más duras que se han escuchado en mucho tiempo contra ciertos peloteros cubanos que viven en el extranjero y deciden regresar a vestir el uniforme del equipo Cuba. Para el exlanzador, no se trata solo de béisbol, sino de coherencia y responsabilidad moral.
El exestrella de Grandes Ligas calificó de “cobardes” a los peloteros libres que regresan a jugar con el equipo Cuba sin pronunciarse sobre la dura realidad que atraviesa el país. En su criterio, no basta con decir que “el deporte no tiene que ver con la política” cuando millones de cubanos viven en medio de la escasez, la represión y la falta de libertades.
Durante una conversación franca en el pódcast Así de Franco con Omar, el Duke habló sin filtros sobre este tema que divide opiniones. Desde el inicio dejó claro que le molesta profundamente la manera en que el régimen utiliza el deporte como herramienta de propaganda, especialmente cuando se trata de eventos internacionales como el Clásico Mundial de Béisbol.
Hernández fue directo al señalar que muchos jugadores prefieren mirar hacia otro lado cuando regresan a Cuba para competir. Evitan mencionar la pobreza, los apagones, la represión o el éxodo masivo, y se refugian en el discurso cómodo de que “no quieren hacer política”. Para él, ese silencio no es neutralidad, es complicidad.
“Es un acto de cobardía. No es política, es la realidad de un pueblo que sufre”, afirmó el exlanzador industrialista. Según explicó, cuando un atleta decide representar oficialmente a Cuba, también está aceptando un rol público, y ese rol implica decir la verdad, aunque incomode.
Aunque aclaró que respeta las decisiones personales de cada jugador, fue enfático en que no las respalda cuando están basadas en evasiones o medias verdades. Para el Duke, el problema no es jugar o no con el equipo Cuba, sino hacerlo sin asumir una postura honesta frente a lo que vive el país.
Insistió en que los peloteros no deberían repetir el discurso oficial ni esconderse detrás de excusas. En su opinión, decir que no se quiere hacer política es ignorar deliberadamente el sufrimiento diario de millones de cubanos que no tienen voz.
El exjugador también abordó la situación actual del béisbol cubano y sus limitaciones. Aseguró que, sin la intervención del Estado y las restricciones impuestas por el gobierno, Cuba tendría talento suficiente para competir de tú a tú en el Clásico Mundial.
Sin embargo, explicó que las trabas para que los peloteros se desarrollen libremente en el exterior han afectado seriamente la calidad del béisbol en la isla. La falta de libertad deportiva, según él, está hipotecando el futuro del deporte nacional.
“La falta de libertad para que los peloteros se desarrollen al más alto nivel está afectando el futuro del deporte en Cuba”, sentenció. Talento hay, pero el sistema no permite que florezca.
Durante el pódcast, también habló de la solidaridad con los peloteros cubanos que han tenido que salir del país. Criticó la falta de apoyo hacia ellos y recalcó que la verdadera solidaridad consiste en reconocer las razones políticas y sociales que los obligaron a emigrar.
Hernández destacó la importancia de mantener la unidad entre los atletas que juegan fuera y los que siguen luchando dentro de la isla. Para él, no se trata de bandos, sino de empatía y verdad.
“Es fundamental reconocer la realidad de Cuba y ser solidario con todos los atletas cubanos, especialmente con los que se fueron por motivos políticos”, concluyó.
La conversación también derivó en una reflexión sobre la histórica rivalidad entre La Habana y las provincias. El Duke y Omar analizaron cómo esa tensión afecta a los peloteros, en especial a los de Industriales, que suelen enfrentar rechazo fuera de la capital.
Según Hernández, esa rivalidad deportiva refleja una Cuba fragmentada social y políticamente, donde incluso el lugar de origen puede marcar el destino de un atleta.










