En Las Tunas “llegó la carne”… pero eran huesos: otra burla del régimen al pueblo

Redacción

La presunta venta de huesos en lugar de carne en la provincia de Las Tunas ha encendido la indignación en redes sociales, en un país donde comer proteína se ha vuelto un lujo y no un derecho básico. En la Cuba de hoy, cada libra prometida es una apuesta y casi siempre una decepción.

Las imágenes que detonaron el escándalo fueron publicadas en Facebook por el usuario Joankelin Sánchez, quien compartió fotografías de lo que supuestamente debía ser carne destinada a la población. En las fotos, sin embargo, la carne brilla por su ausencia: predominan huesos pelados, sin rastro visible de tejido cárnico.

“Llegó la carne para el pueblo de Las Tunas… ¿y la carne?”, escribió el internauta con ironía amarga. Luego remató con una frase que resume el clima que se vive en Cuba: “Si decimos que son huesos, nos dirán contrarrevolucionarios tergiversadores”. Una línea que no solo denuncia la miseria material, sino también la censura automática que cae sobre cualquiera que se atreva a señalarla.

La publicación no tardó en llenarse de comentarios de otros usuarios que relataron experiencias similares en distintas provincias, donde los productos cárnicos, cuando aparecen, llegan en cantidades ridículas, con pésima calidad o a precios imposibles para salarios y pensiones pulverizadas por la inflación.

Este nuevo episodio ocurre en medio de una crisis alimentaria profunda, marcada por la escasez crónica, la subida descontrolada de precios y el fracaso absoluto del sistema estatal de distribución. Para miles de familias, garantizar una comida diaria con algo de proteína se ha convertido en una odisea, empujándolas al mercado informal o a sustituir alimentos esenciales por lo que aparezca.

Hasta ahora, como ya es costumbre, las autoridades guardan silencio. No hay explicaciones sobre la calidad del producto, ni aclaraciones sobre las imágenes que circulan, ni mucho menos responsabilidades asumidas. Mientras tanto, el malestar crece y la sensación de burla se profundiza.

Vender huesos como “carne” no es solo una anécdota grotesca. Es el reflejo de un país donde el discurso oficial vive en una realidad paralela, muy lejos de las mesas vacías, los refrigeradores apagados y la desesperación cotidiana de los cubanos, para quienes conseguir comida suficiente sigue siendo una lucha diaria contra el abandono y la mentira institucionalizada.

Habilitar notificaciones OK Más adelante