Vía Cuba, el canal marítimo que hubiese partido la isla de Cuba a la mitad

Redacción

Vía Cuba, el canal marítimo que hubiese partido la isla de Cuba a la mitad

El enorme proyecto contemplaba la construcción de un canal para el tráfico marítimo que literalmente atravesaría a Cuba de Norte a Sur, con lo que se permitiría la comunicación entre el estrecho de la Florida y el mar Caribe.

Desde 1902 se venía gestando el proyecto, pero no fue hasta 1954, durante el gobierno de Fulgencio Batista, que cobró mucha más fuerza.

Los motivos estaban claros, pues se valoró que gran parte de las mercancías que transitan a través del Canal de Panamá o que provenientes de todo el Caribe y el sur del continente , así como desde la costa atlántica de Panamá o que cruzaban el canal, tenían como destino la Costa Este de EEUU. y por supuesto la ruta más directa y económica sería la que atraviesa a Cuba sin bordear el estrecho de Yucatán o el paso de los Vientos.

El proyecto contemplaba la construcción de un canal de 80 kilómetros  que cruzaría a Cuba de Norte a Sur entre la Bahía de Cárdenas, en Matanzas, y la Bahía de Cochinos, que en aquel entonces pertenecía a Las Villas. Su anchura mínima sería de cuarenta metros y contraría con una profundidad mínima de quince metros, lo cual daría la posibilidad que pudieran utilizarlo buques de gran calado con un ahorro notable de gastos de navegación y tiempo.

El Gobierno de Batista defendía a capa y espada el proyecto del Canal Vía Cuba

La construcción del canal traería sin dudas un enorme impulso económico al país, beneficiándolo del tráfico marítimo entre los puertos del este y el sur de los Estados Unidos con el Canal de Panamá.

Para llevar a cabo la construcción del proyecto, se le dio el autorizo a una compañía norteamericana, la “Compañía del Canal del Atlántico al Mar Caribe” por 99 años. Su costo, estaba estimado en unos 400 millones, aunque los cálculos arrojaban que para completar los trabajos sería necesario llegar a los 700 millones.

En las inmediaciones del canal, estaba previsto además la construcción de vías férreas con puentes y carreteras, depósitos, elevadores, impresas eléctricas, faroles modernos, así como zonas turísticas, oficinas administrativas, de Correo y Telégrafo, Aduana y Seguridad. Aquella vía acuática dividiría a Cuba en dos: geográfica, cívica y económicamente.

Tendría una longitud de 95 kilómetros, 40 metros de ancho y un calado de 40 pies. La Isla quedaría partida en dos: 30 mil, kilómetros cuadrados hacia el oeste con unos 2,6 millones de habitantes y 84 mil kilómetros cuadrados hacia el este con unos 3,4 millones de habitantes. Ocuparía un total de 443 caballerías de tierra.

El propio Batista defendió su idea ante la prensa

El canal fue bautizado como “Rompe Cuba”, en vez de “Vía Cuba”, y contó con una gran oposición popular a partir de no pocos argumentos.

Muchos partidos políticos afirmaron que desde el poder se pretendía partir la isla en dos para beneficiar a un escaso número de empresas y particulares y le hizo una fuerte oposición.

Igualmente destacados economistas cubanos argumentaron en contra del canal que de construirse la vía de agua, esta sólo sería interesante para el tránsito marítimo entre los puertos de la Florida, las Carolinas y algunos del Sur; pero totalmente inútil para los grandes puertos del Norte como Nueva York o Boston, así como para el resto de los del Sur y todos los del Golfo de México.

A su vez, los científicos dejaron claro que construcción del canal traería desastrosas consecuencias para la economía, ya que la infiltración de las aguas salinas acabaría por arruinar las tierras fértiles de la llanura de Colón, así como las del sur de Matanzas y algunas partes de La Habana.

Finalmente, el proyecto recibió tanta oposición desde todos los sectores políticos y cívicos del país que, poco a poco, el Gobierno fue dejando a un lado la idea hasta que finalmente quedó en el olvido aquel ambicioso proyecto de partir a Cuba por la mitad.