Hoy cumple 75 años de edad el actor cubano Manuel Porto

Redacción

Fallece por coronavirus en Cuba el popular y reconocido actor Manuel Porto, el mismo día que cumplía 76 años de edad

Hoy cumple 75 años de edad el popular actor cubano Manuel Porto, al que miles de televidentes en la Isla recuerdan por sus papeles en aventuras como El halcón o El águila, y en series dramáticas como La frontera del deber, Algo más que soñar o Cuando el agua regresa a la tierra.

Alejado de los escenarios desde hace un tiempo, dice que lo suyo no son las redes sociales y que quizás por eso muchos conozcan que es de su vida.

Vive actualmente en la barriada de Pogolotti, en La Habana, junto a su esposa Lila, con quien lleva 32 años de matrimonio. Además, sus tres hijos heredaron su amor por el arte: Mixael, el mayor, es director de programas televisivos en Cuba; Alejandro, el del medio, hoy vive en Portugal, pero se formó como bailarín del conjunto artístico Korimakao, fundado por el propio Port hace 29 años; mientras el más pequeño, Arturo, forma parte del equipo de producción de este grupo.

En 1992 fundó lo que considera su mayor obra, el grupo Korimakao, pero después de 17 años, en el 2009, se vio obligado a alejarse de su dirección por problemas de salud, al debutar como diabético y tener complicaciones renales.

Llegar a los 75 años lo obliga a reinventarse. Bromea con la cuestión de que si Robert de Niro trabajara en Cuba se moriría de hambre.

Su trabajo como actor, fundamentalmente en la televisión, le ha permitido conquistar no solo numerosos lauros

“¿Cuál es la función de las personas de mi edad? Casi nunca tienen contradicciones, historia. Algún día se escribirán novelas sobre adultos o ancianos protagonistas. Por ahora los viejos quedamos para los mandados, dar consejos, cuidar de los nietos o de la mujer que está loca”, comentó hace unos meses en una entrevista.

Sin embargo, aun a estas alturas, sigue entregándolo y entregándose todo. No importa si es en una puesta en escena como El tío Vania, La hoguera o El vuelo del quetzal, mucho menos si es una serie.

Manuel Porto asume con igual responsabilidad cada personaje, cada filme en esa larga lista donde figuran Se permuta, Caravana, La vida es silbar, Barrio Cuba y José Martí: el ojo del canario.

La actuación la descubrió, más que por vocación, por embullo. Si las circunstancias hubieran sido otras, ahora sería General de Brigada, artillero antiaéreo.

En 1992 fundó el Conjunto Artístico Comunitario Korimacao en la Ciénaga de Zapata.

«Yo quería ser militar. Jamás en mi vida, desde que nací, pensé en subirme a un escenario. Tenía entre 18 y 19 años cuando hice mi primera obra: La Falsa Justicia del Señor. Estaba en las Fuerzas Armadas Revolucionarias y pertenecía al movimiento de aficionados.

«Todo para nosotros era un juego, pero no tenía idea de ser artista. Los fines de semana salíamos a las unidades militares para hacer actividades y nos dejaban después, sobre todo a los que estábamos en La Habana, estar en la casa hasta el lunes por la mañana y entrar a la unidad».

Aquella primera presentación del negrito-blanquito de Pogolotti, en la Sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana, fue el inicio de una prolífica carrera actoral.

A Raquel Revuelta, Verónica Lynn, Reynaldo Miravalles y otros icónicos intérpretes de la pantalla cubana le debe su formación como artista. Ellos fueron sus libros de estudio y sus maestros en el entonces Instituto Cubano de Radiofusión, hoy ICRT.