María Antonia Puyol Bravo, la misteriosa terrateniente a la que Fidel jamás le expropió sus tierras

Redacción

María Antonia Puyol Bravo, la misteriosa terrateniente a la que Fidel jamás le expropió sus tierras

María Antonia Puyol Bravo fue toda una leyenda entre los ganaderos cubanos y considerada como la única terrateniente que conservó la totalidad de sus tierras tras la Ley de Reforma Agraria, que lanzó el Gobierno cubano meses después del triunfo de la Revolución en el año 1959.

María Antonia Puyol era conocida por todos como “La Doña”, sobrenombre que se ganó por el privilegio concedido por el fallecido líder Fidel Castro, de quien fue amiga íntima desde joven, pues creció en el poblado de Birán, donde nacieron los hermanos Castro.

Todos en Santiago de Cuba la conocían, pues era dueña de la finca Alcázar, en el paraje de Romana Siete, a pocos kilómetros del municipio Contramaestre; la única en todo el país que había conservado sus 50 caballerías originales tras el triunfo revolucionario de 1959.

Tras la promulgación de la Ley de Reforma Agraria, firmada el 17 de mayo de 1959, se fijó que los campesinos cubanos solo podían conservar 30 caballerías de las tierras que tuvieran en propiedad y el resto serían confiscadas, pero a la amiga de la infancia de Fidel, la ley nunca la tocó.

Se cuenta que Puyol compartió muchos años de su niñez y adolescencia con el fallecido líder cubano, con quien pasaba mucho tiempo cabalgando y pescando cuando ambos aun vivían en Birán.

El Alcázar es considerado una de las mejores fincas ganaderas de la mayor de la Antillas y de toda Latinoamérica. Sus 50 caballerías de tierras atesoran casi 70 años de historia y La Doña logró, con el ganado que tenía en ella, más de 200 premios en Ferias Agropecuarias en Cuba, Santo Domingo, Colombia, México y Venezuela.

En las 50 caballerías convivían cerca de 1000 reses, 100 caballos, conejos, ovejas, cerdos de variedades genéticas selectas, aves de corral de todo tipo, cebras y hasta una pareja de caballos enanos de las pampas argentinas.

Por años fue elogiada por el Gobierno y muchos conocedores afirmar que en la finca de La Doña se lograron las mejores crías de cruzamientos genéticos de la ganadería cubana.

No es de extrañar entonces que en su entierro se pudieron ver ofrendas florales a título del Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba y expresidente cubano, Raúl Castro Ruz, del Comandante Guillermo García y de las principales autoridades del Gobierno de la provincia de Santiago de Cuba.

De su relación con Fidel Castro y por qué le dejó quedarse con la totalidad de las tierras de su finca poco se sabe. Como los mismos trabajadores del Alcázar decían: “La Doña tenían un buen trato con todo, pero era parca en palabras. Nunca le gustaron los periodistas y con cierto recelo ocultaba todas las anécdotas que la relacionaban con Fidel”… así nacieron las leyendas y los misterios que ya nunca saldrán a la luz y que ambos se llevaron a sus tumbas.