El feminicidio de Rosa Amelia Sotolongo ha conmocionado a Cuba y ha puesto en evidencia la violencia de género que sigue siendo una realidad en la isla. En este artículo analizamos los detalles del caso y reflexionamos sobre las medidas que deben tomarse para prevenir futuras tragedias.
En la mañana del domingo, Rosa Amelia Sotolongo, una joven madre de 22 años, fue brutalmente asesinada por su pareja en el municipio de Aguada de Pasajeros en la provincia de Cienfuegos, en el centro de Cuba. Según la denuncia que circuló en redes sociales, el feminicidio ocurrió delante de la hija mayor de la víctima, de solo 5 años, quien tuvo que huir con su hermano pequeño para buscar ayuda.
La noticia ha conmocionado a la sociedad cubana y ha vuelto a poner en evidencia la realidad de la violencia de género en la isla. A pesar de los avances en la legislación y las políticas públicas para combatir la violencia machista, los feminicidios siguen siendo una triste realidad en Cuba.
Según el medio de prensa independiente CubaNet, el feminicida fue el padre del hijo menor de la víctima y la agresión ocurrió en la casa donde ambos convivían. La misma fuente señala que una amiga de la víctima afirmó que esta no era la primera vez que el agresor la había atacado.
«Él la había agredido antes, incluso había intentado suicidarse por sus enfermedades mentales, pero no estaba loco como dicen ahora. Él sabía lo que hacía y la mató por celos», explicó la amiga de la fallecida.
La denuncia en redes sociales también señala la falta de acción por parte de la policía ante la gravedad del hecho. Según los testimonios, los agentes tardaron en llegar y solo vinieron dos, lo que no fue suficiente para detener al agresor. La falta de coordinación y de trabajo serio por parte de la PNR fue un factor determinante que casi resulta en la muerte de más personas inocentes.
Es necesario recordar que el feminicidio es el resultado extremo de un patrón de violencia y abuso que muchas mujeres sufren a diario. En Cuba, como en todo el mundo, la violencia de género es una grave violación de los derechos humanos que afecta a mujeres de todas las edades, clases sociales y orígenes étnicos.
Para combatir esta realidad es necesario un compromiso real y efectivo por parte de las autoridades y la sociedad en su conjunto. Esto implica la implementación de políticas públicas que prevengan y sancionen la violencia de género, así como la educación y sensibilización de la población para erradicar los estereotipos y prejuicios machistas que la sostienen.
