La historia del balsero cubano que llegó en una tabla de surf hace unos meses a Estados Unidos se convertirá en una película para Netflix

Redacción

La historia del cubano Pablo Mantilla ha dado la vuelta al mundo. Salió de Varadero con su tabla de kitesurf y, después de seis horas de travesía y tras recorrer las 90 millas que separan Cuba de Florida, llegó a Estados Unidos. Su llegada, como la de cientos de miles de cubanos, ha sido en el contexto de una de las mayores crisis migratorias de la historia del país, y su historia pronto será llevada al cine por un productor que trabaja para Netflix.

El viaje de Mantilla fue una auténtica proeza, que involucró navegación, tácticas para evitar ser detectado, y su habilidad para sortear obstáculos como el sargazo. En un artículo publicado en Cubita Now, el protagonista detalla que su tabla de kitesurf le permitió viajar a una velocidad promedio de 33 kilómetros por hora, con una velocidad máxima de 46 kilómetros por hora. Durante su travesía, habló con otros balseros, se enredó con los sargazos y contó con la ventaja de aprovechar los vientos del sureste y el polvo del Sahara, que le dieron menos visibilidad y le permitieron no ser detectado.

Después de su llegada a Estados Unidos, Mantilla fue puesto en cuarentena en un centro de detención en Broward debido a las regulaciones estadounidenses relacionadas con el Covid-19. En una entrevista con CiberCuba, Mantilla declaró que había sido sometido a una entrevista donde le preguntaron sobre sus tatuajes, su trabajo en Cuba y su familia.

Mantilla se convirtió en el primer cubano en llegar a Estados Unidos después de cruzar el Estrecho de Florida en kiteboarding con una tabla de hidrofoil. El cubano reveló que durante mucho tiempo se estuvo preparando para su travesía, y todos los días navegaba y estudiaba en Internet la hora en que cambiaban los vientos. Aprovechó un viento sureste que lo impulsó hacia las costas de Florida y el polvo del Sahara que le proporcionó menos visibilidad para evitar ser detectado.

Mantilla no fue el único que estuvo al tanto de su viaje. Sus amigos y familiares también estuvieron pendientes de él y, después de varias horas sin noticias suyas, pidieron ayuda para evitar su deportación. El joven es conocido en Varadero como Acuamán debido a su pericia en el mundo submarino. Fue uno de los buzos involucrados en la búsqueda del joven desaparecido Alfredo Alejandro Díaz Alemán en diciembre de 2021. Finalmente, fue quien lo encontró en playa Caleta, al norte de Matanzas y a 30 metros de profundidad.