Copextel, la empresa estatal de Cuba, ha dado un giro sorprendente al comenzar a vender productos relacionados con la «eficiencia energética» en pesos cubanos (CUP). Esta iniciativa ha generado tanto interés como preocupación, ya que los precios pueden ser inaccesibles para muchos cubanos.
Según informa el periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso, actualmente solo existen dos tiendas que ofrecen estos productos en La Habana. La estrategia de Copextel para establecer los precios de estos productos fue convertir las tarifas anteriores en divisas a la tasa oficial de cambio de 120 CUP por cada unidad de Moneda Libremente Convertible (MLC). Como resultado, los precios pueden parecer exorbitantes en comparación con los ingresos promedio de los trabajadores cubanos.
Un ejemplo impactante es el costo de una batería de litio utilizada en motos eléctricas, que se vende por 130.400 CUP, equivalente a 62 veces el salario mínimo mensual en Cuba. Incluso un interruptor automático básico, conocido como breaker, que maneja una corriente nominal de 10 amperios, se cotiza a 1.100 CUP.
Si bien Alonso sugiere que los precios están por debajo de los ofrecidos por comerciantes similares en otros mercados, también reconoce que estos están «fuera del alcance del salario» promedio de la población.
La oferta de productos incluye luminarias solares, kits de paneles fotovoltaicos, ventiladores recargables, baterías para triciclos y cargadores solares para teléfonos móviles, entre otros.
Hasta el momento, esta iniciativa se limita a dos tiendas en La Habana: una en Galeano y Dragones, y otra en la intersección de 41 y 34 en Playa.
La reacción del público ha sido mixta, con algunas voces expresando su preocupación por los altos precios. Un comentario señala que «a esos precios, la mayoría de los cubanos que trabajan para el Estado no podrá comprar». Esto suscita la preocupación de que esta oferta esté dirigida principalmente a personas con un mayor poder adquisitivo, excluyendo a quienes dependen de los salarios estatales para sobrevivir.
Además, surge la pregunta de por qué La Habana fue seleccionada como el punto de venta inicial. Un ciudadano se pregunta: «¿Cómo entender que los vendan primero en La Habana, siendo la provincia que menos afectación tiene en Cuba en materia de apagones?». Esta observación resalta la percepción de que las áreas con mayores necesidades en cuanto a suministros eléctricos no están siendo atendidas adecuadamente.
Una inquietud más profunda que se ha manifestado es la sensación de que «hace tiempo que este país no es para el pueblo trabajador». La forma en que se están tomando las decisiones sobre la comercialización y distribución de estos productos parece acentuar la brecha entre las necesidades de la población y las acciones emprendidas por las entidades gubernamentales.