El reconocido comediante y actor Enoel Oquendo, famoso por su participación en el grupo humorístico Pagola la Paga, ha decidido establecerse en Estados Unidos, sumándose a la creciente lista de figuras públicas cubanas que han optado por buscar nuevos horizontes fuera de la isla.
Enoel Oquendo, quien alcanzó la fama interpretando al carismático personaje de Claro en el programa «Deja que yo te cuente», ha dejado una huella imborrable en el humor cubano. Claro, un personaje que se convirtió en su sello distintivo, le permitió a Oquendo ganarse el cariño y la admiración del público cubano.
Además de Claro, Oquendo ha dado vida a otros personajes memorables, como Lulo Rosabal, que surgió en el año 2000 en el sketch «Juventud 2000» de Pagola la Paga, junto al talentoso Osvaldo Doimeadiós, durante la séptima edición del Festival Aquelarre.
Recientemente, los televidentes han podido disfrutar de su talento en la telenovela «Viceversa», donde interpreta a Rigoberto Pérez Peña, el patriarca de una encantadora familia que ha capturado la atención de la audiencia.
La tendencia de actores, actrices, presentadores y otras figuras destacadas del entretenimiento cubano a emigrar se ha intensificado en los últimos dos años. Las motivaciones detrás de estas decisiones son variadas e incluyen la búsqueda de mejores oportunidades profesionales, la grave crisis económica que azota a Cuba, el deseo de reunificación familiar y, en algunos casos, discrepancias políticas derivadas de críticas al gobierno.
Este fenómeno migratorio no solo abarca a personalidades del mundo del espectáculo, sino también a periodistas, músicos, humoristas, cineastas y otros exponentes de la cultura nacional. La partida de estas figuras deja un vacío en el panorama cultural cubano, privando a la sociedad de talentos que durante años han sido parte esencial del entretenimiento y la vida cotidiana en la isla.
La decisión de Enoel Oquendo de iniciar una nueva etapa en Estados Unidos refleja la difícil realidad que enfrentan muchos artistas en Cuba, quienes se ven obligados a dejar atrás su tierra natal en busca de un futuro más prometedor. Su partida es un recordatorio más de los desafíos que enfrenta la nación caribeña y de la pérdida cultural que implica el éxodo de sus talentos.