¿Qué le daré a mi hijo hoy? La escasez de alimentos sigue siendo la mayor angustia de las familias cubanas

Redacción

Desde el amanecer hasta el anochecer, Diana Ruiz se consume en la preocupación por la alimentación de su hijo de seis años, reflejando la angustia de muchas madres cubanas ante la escasez de alimentos y los persistentes apagones en la isla.

Diana Ruiz, una ama de casa de 31 años que está embarazada de cuatro meses, reside en Nuevo Vedado, un barrio céntrico de La Habana. Su rutina diaria gira en torno a la incertidumbre de qué podrá ofrecerle a su hijo para comer. Su cocina revela la precariedad de su situación: un poco de arroz y algunos panes en la alacena, y en la nevera, apenas una hamburguesa, dos botellas de agua y un batido de frutas congelado. “Eso es todo lo que tengo”, expresa con desaliento.

La crisis alimentaria, junto con los extensos cortes de electricidad, ha provocado protestas en varias ciudades cubanas, siendo las más significativas desde las manifestaciones del 11 de julio de 2021. Las demandas de “Comida y corriente” resonaron especialmente en Santiago de Cuba, donde los ciudadanos enfrentaban hasta 13 horas diarias sin electricidad.

El presidente Miguel Díaz-Canel reconoció la frustración pública por los prolongados apagones y admitió la existencia de “carencias de alimentos” debido a problemas en la distribución de la canasta básica. La situación se agrava por la caída del 35% en la producción agropecuaria entre 2019 y 2023 y la necesidad de importar prácticamente todos los productos de la canasta básica, lo cual se ve dificultado por la falta de divisas.

En febrero, Cuba solicitó ayuda al Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU para asegurar el suministro de leche a los niños, y enfrentó dificultades para distribuir el pan debido a retrasos en la llegada de barcos con trigo y averías en los molinos del país.

Aunque La Habana no experimenta apagones tan severos como otras provincias, la escasez de alimentos es palpable. Aracely Hernández, una jubilada de 73 años, relata que los alimentos llegan “por poquitos” y a precios inaccesibles fuera del sistema de racionamiento. La inflación ha disparado los precios, haciendo que productos básicos como el pollo sean inalcanzables para muchos.

La crisis económica de Cuba, exacerbada por sanciones estadounidenses y decisiones internas, ha llevado a una inflación sin precedentes y a una ruptura del pacto social entre el gobierno y la población. La situación actual desafía la capacidad del gobierno para sostener las promesas de igualdad y bienestar de las primeras décadas de la revolución, cuando Cuba contaba con el apoyo de la Unión Soviética.