La reciente ola de denegaciones del parole humanitario a cubanos ha generado consternación y desesperación entre aquellos que habían depositado sus esperanzas en este programa como una vía legal y segura para emigrar a Estados Unidos. Según reportes, cientos de cubanos que habían solicitado este beneficio y llevaban meses, incluso más de un año, esperando una respuesta, recibieron notificaciones de rechazo en un solo día, marcando un precedente preocupante en la gestión de estas solicitudes.
El programa de parole humanitario, extendido a cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos por la administración del presidente Joe Biden, tenía como objetivo ofrecer alrededor de 30,000 permisos de viaje anuales para cada nacionalidad, buscando disuadir la migración ilegal a través de la frontera sur de Estados Unidos. Este programa exige que los solicitantes cuenten con un patrocinador en Estados Unidos que se comprometa a asumir los gastos del migrante.
Sin embargo, la reciente serie de denegaciones ha dejado a muchos en un limbo, sin opciones claras para reaccionar ante el rechazo de sus solicitudes. Según el abogado de inmigración Ángel Leal, una vez que el parole es denegado, hay poco que se pueda hacer, dado el carácter discrecional del recurso. La recomendación es volver a aplicar, enfocándose en demostrar un motivo urgente humanitario o un interés público significativo, y reforzar la solvencia del patrocinador.
La situación ha generado un pico anormal en las denegaciones, con más de 3,482 casos rechazados en un solo día, según datos de Inmigreat Case Tracker, una aplicación popular entre los migrantes para seguir el estatus de sus casos de parole humanitario. Este número contrasta drásticamente con las cifras habituales, donde el día con más denegaciones previo a este evento había registrado poco más de 20 rechazos.
Para muchos cubanos, el parole humanitario representaba una luz de esperanza en medio de la separación familiar y la búsqueda de un futuro mejor. La negativa masiva no solo ha truncado estas esperanzas sino que también ha impulsado a algunos a considerar rutas migratorias irregulares y peligrosas, como la conocida «ruta de los volcanes», para llegar a Estados Unidos.
