¡Colapso general! Director de la Unión Eléctrica de Cuba le dice en la cara a Díaz-Canel que “no hay más generación” para evitar los apagones

Redacción

El director de la Unión Eléctrica (UNE), Alfredo López Valdés, afirmó que el país no cuenta con más capacidad de generación, por lo que recomendó disminuir el consumo en los hogares “en beneficio del país”.

“En realidad hay un límite de generación que es el que hay en este momento. No tenemos más generación, y en la medida en que seamos más racionales en el uso de la electricidad tendremos menos apagones,” enfatizó el funcionario en un programa televisivo junto al mandatario Miguel Díaz-Canel.

En medio de un creciente descontento popular, el director de la UNE sugirió que “el que tiene un split puede usarlo con racionalidad,” estableciendo la temperatura a “24 grados y en una habitación hermética,” para “apoyar el país”.

Según López Valdés, no está “culpando al pueblo” del aumento de la demanda y desea “que el nivel de vida del pueblo aumente,” pero insistió en que “el ahorro es uno de los recursos más importantes que tiene Cuba todavía.”

Estas declaraciones surgen en medio de una situación crítica del sistema electroenergético nacional, donde a la falta de combustible se ha sumado la paralización de varias unidades generadoras por “averías o mantenimiento,” dando como resultado apagones de hasta 20 horas en varias zonas del país.

En medio de la aguda crisis que apunta a un colapso general en el país, el régimen ha lanzado un programa conducido por Díaz-Canel donde se abordan los temas más urgentes que inciden en el descontento popular.

El episodio número 6, titulado “¿Qué pasa con la electricidad en Cuba?,” intenta calmar a los residentes en la isla, muchos de los cuales ya han explotado en manifestaciones y protestas callejeras.

La crisis energética mantiene al pueblo en un perpetuo agobio pues se reportan cortes de electricidad durante las 24 horas. El gobernante Miguel Díaz-Canel tuvo que admitir que los cortes de electricidad de los últimos días han sido “terribles.”

El impacto de la crisis no solo se refleja en la duración de los apagones, sino también en la vida cotidiana de los cubanos. Muchas familias se ven obligadas a ajustar sus rutinas diarias para adaptarse a la disponibilidad de electricidad, lo que afecta desde la preparación de alimentos hasta el uso de electrodomésticos esenciales.

La situación se ha vuelto tan crítica que algunos cubanos han recurrido a soluciones improvisadas, como el uso de generadores personales, aunque estos son costosos y difíciles de mantener debido a la escasez de combustible.

Además, la falta de electricidad ha impactado negativamente en sectores clave como la salud y la educación. Los hospitales enfrentan dificultades para mantener operativos sus equipos médicos, mientras que las escuelas han tenido que interrumpir sus actividades debido a la falta de luz y ventilación.

El gobierno ha prometido mejorar la situación, pero muchos ciudadanos siguen escépticos, ya que las promesas de soluciones rápidas y efectivas no se han materializado hasta ahora. El descontento se ha reflejado en las calles, con protestas y cacerolazos que se han convertido en una forma común de expresar la frustración.

A pesar de las dificultades, algunos cubanos tratan de mantener el optimismo, esperando que las medidas anunciadas por el gobierno eventualmente alivien la crisis. Sin embargo, la paciencia se está agotando y la presión sobre las autoridades para encontrar una solución viable aumenta cada día.

El llamado de López Valdés a reducir el consumo de electricidad es visto por muchos como una medida insuficiente, ya que la raíz del problema radica en la falta de capacidad de generación y la ineficiencia del sistema. Sin una inversión significativa y un enfoque estratégico para mejorar la infraestructura energética, es probable que los apagones continúen siendo una parte dolorosa de la vida en Cuba.

En conclusión, mientras el gobierno cubano intenta gestionar la crisis energética con llamamientos al ahorro y promesas de mejoras futuras, la realidad sobre el terreno pinta un cuadro sombrío de incertidumbre y sufrimiento diario para millones de cubanos.