Yoandy Riverón González, conocido por su pasado como represor y oficial de la Seguridad del Estado en Cuba, ha dado un sorprendente giro a su vida profesional al abrir su propia fábrica de jabones en Caibarién. Este hecho destaca su transición de un represor castrista a empresario en un país donde la libre competencia es prácticamente inexistente y solo los comunistas pueden prosperar sin mayores trabas.
En una publicación en Facebook, el periodista y docente José Raúl Gallego expuso detalles sobre Riverón, quien operaba bajo el alias “Cristian”. Riverón se hizo conocido por perseguir y amenazar a estudiantes y profesores debido a sus ideas políticas. Sin embargo, recientemente, ha iniciado una carrera empresarial, primero como asesor jurídico de la empresa de calzado Jonas SURL en Camajuaní. Luego, fundó su propia micro, pequeña y mediana empresa (mipyme) llamada Merca-Max, dedicada a la reventa de productos de limpieza, bebidas y alimentos, algunos importados de Estados Unidos.
Ahora, Yoandy Riverón ha dado un paso más al abrir una fábrica de jabones bajo el formato de Proyecto de Desarrollo Local (PDL), nombrado PDL M&MAX. Esta fábrica está ubicada en la antigua fábrica de bicicletas de Caibarién y tiene la capacidad de producir 50 mil unidades de jabón en cada turno de ocho horas. La iniciativa no solo resalta su habilidad para adaptarse y prosperar en un entorno empresarial complicado, sino también las ventajas que disfruta gracias a su pasado y conexiones.
La maquinaria de producción de esta fábrica fue adquirida en China, y parte de la materia prima es importada, lo que refleja unas ventajas fiscales y de recursos que son inaccesibles para muchos otros emprendedores cubanos debido al sistema restrictivo vigente. Estas facilidades subrayan la desigualdad en el acceso a oportunidades empresariales en Cuba, donde los privilegios siguen siendo un factor determinante para el éxito en el ámbito empresarial.
José Raúl Gallego concluyó su publicación con una reflexión contundente: “En Cuba tenemos la experiencia de lo que ocurrió en aquellos países y los Riverón y compañía deberían pensar que sus violaciones han sido documentadas y que quizá, las fortunas que están amasando a costa de privilegios, en un futuro podrían servir para indemnizar a las víctimas de sus fechorías”. Esta afirmación resalta las tensiones y controversias que rodean a ex-represores que ahora disfrutan de éxito empresarial.
La historia de Yoandy Riverón González no solo pone en evidencia la compleja realidad del sector empresarial cubano, sino también las continuas injusticias y privilegios que existen dentro del sistema. Mientras que muchos cubanos luchan por superar las restricciones impuestas por el régimen, aquellos con conexiones al poder siguen encontrando maneras de prosperar.
Fuente: CPEM