En el loco mundo de las redes sociales cubanas, pocos nombres generan tanto ruido como el de El Chicle. A sus 22 añitos, este joven habanero ya es toda una figura viral en la isla y más allá, con más de 257 mil seguidores en Instagram que siguen cada una de sus ocurrencias, bromas pesadas y hasta sus escándalos. ¿Ídolo o provocador profesional? Eso depende de a quién le preguntes.
Y es que su camino hacia la fama no ha sido nada tranquilo. En enero de 2025, El Chicle se metió en tremendo lío por una broma que involucraba a un policía. La cosa se puso tan tensa que tuvo que salir públicamente a pedir disculpas y aclarar que no tenía intenciones de ir contra el gobierno. Pero lo curioso es que en vez de perder seguidores o desaparecer del mapa, ¡se volvió aún más popular! A veces la polémica es el mejor marketing, y este chamaco lo sabe muy bien.
Pero El Chicle no es solo escándalo. En 2023, la revista AM-PM lo bautizó como “el personaje más estrafalario que ha visto en años”, y con razón. Su estética andrógina, su energía ochentosa tipo Michael Jackson, y ese humor sarcástico con el que lanza puñales disfrazados de chistes, lo han convertido en una figura única en el panorama digital cubano. No se parece a nadie, y eso lo hace imposible de ignorar.
Desde su barrio en Párraga, este joven ha demostrado que se puede llegar lejos con creatividad, carisma y una buena dosis de descaro. Claro, no todo el mundo aplaude sus videos. Algunos piensan que su humor se pasa de la raya. Pero la verdad es que El Chicle ha conectado con una generación que quiere reírse, criticar y romper moldes. Y él lo hace sin pedir permiso.
¿Y qué tal si te digo que ahora también está haciendo música? En abril de 2025 subió al escenario con su tema viral El Pasillongo y más recientemente lanzó Abejorro, un tema con el que está probando que puede ser más que una estrella de redes: quiere ser un artista completo. ¿Lo logrará? Por ahora, su base de fans sigue creciendo, y su estilo sigue evolucionando.
El Chicle es un fenómeno de estos tiempos: polémico, talentoso, a veces insoportable… pero auténtico como pocos. Y en un mundo donde todo parece prefabricado, su irreverencia es, para muchos, un respiro de frescura (aunque a otros les saque canas verdes). Una cosa está clara: el Chicle pega… y todavía no se ha despegado.