En pleno corazón de Martí, Matanzas, se cocina un movimiento fuerte en el mundo del petróleo: la empresa australiana Melbana Energy Limited está a punto de dar el salto con su primera exportación de crudo cubano, programada para finales de junio. Así lo soltaron esta semana en un informe que tiene a muchos con los ojos puestos en lo que pasa bajo tierra en el llamado Bloque 9.
Desde el pozo Alameda-2, uno de los más prometedores de la zona, ya se han acumulado más de 15,000 barriles de un petróleo que, según dicen, es de alta calidad y bastante más ligero que el que normalmente se encuentra en esas tierras. Todo indica que esta será una exportación de prueba, pero con vistas claras a algo más grande.
“Estamos produciendo a ritmo controlado desde mediados de abril y ya tenemos suficiente crudo para ese primer embarque”, explicó Andrew Purcell, mandamás de la compañía, quien además adelantó que los permisos, inventarios y equipos ya están listos, incluyendo la infraestructura del pozo Amistad-2, que viene a ser una pieza clave en el rompecabezas.
El petróleo extraído no va directo al buque. Primero pasa por un proceso de separación primaria allí mismo en el campo, y luego se transporta por carretera unos 50 kilómetros hasta instalaciones de CUPET (la empresa estatal cubana de petróleo), donde se procesa y se guarda.
Según Melbana, este modelo de trabajo requiere muy poco personal, lo que ayuda a mantener los costos bajos, un detalle que no es menor en medio de la situación energética que vive la isla.
Aunque todavía no han dicho quién es el comprador, la compañía comentó que hay un interesado que está evaluando si usa un petrolero de cabotaje o si mete este cargamento junto con otros embarques que vienen por ahí. Todo está sobre la mesa.
Además, la empresa ya prepara la perforación de dos nuevos pozos, incluyendo uno ubicado a solo 850 metros del Alameda-2. Los caminos ya están hechos, los permisos aprobados y el equipo listo para comenzar, con la idea de tenerlo perforado en menos de tres semanas. Después vendrán las pruebas y la etapa de finalización.
Melbana lleva años metida en Cuba, apostando por el crudo criollo, incluso cuando la isla estaba (y sigue) lidiando con apagones. Desde 2018, con el visto bueno del gobierno cubano, ha trabajado ajustándose a las reglas locales sobre el uso de la tierra y el impacto ambiental.
La compañía, con base en Sydney y oficinas en Melbourne, La Habana y Varadero, posee los derechos del Bloque 9 desde 2015, una zona administrada por CUPET, donde se calcula que podrían extraerse hasta 141 millones de barriles de petróleo. Nada despreciable, sobre todo en una Cuba que necesita con urgencia alternativas para su consumo energético y su economía.
Así que si todo va como está previsto, Cuba podría estar a punto de marcar un hito energético con el primer embarque de petróleo ligero producido en suelo nacional por una firma extranjera. Y con eso, quizás, se abre una puerta más grande para la inversión y la explotación de recursos naturales en la isla.