El influencer mexicano Luisito Comunica se tiró pa’ La Habana con cámara en mano y estómago abierto, dispuesto a hincarle el diente a todo lo que se le pusiera por delante en la calle. Desde el clásico pan con lechón hasta el mojito en la Bodeguita del Medio, el youtuber se paseó por varios rincones de la capital cubana y compartió su experiencia culinaria con millones de seguidores.
En su video, va sacando cuentas y convierte todos los precios de pesos cubanos (CUP) a dólares. Y sí, al ojo del turista que viene con divisas, todo le parece un regalo. Helado, churros, café y hasta una pizza por precios que no rebasan el dólar. Pero hay un detalle que Luisito pasó por alto: en Cuba, el salario mínimo mensual no llega ni a 8 dólares. Así que lo que él llama “baratísimo”, para muchos cubanos es un lujo ocasional… o ni eso.
“Pan con lechón a poco más de un dólar… ¡qué ganga!”
Así arrancó su tour de sabores. Luisito se plantó en un puestecito y pidió el típico pan con lechón, un bocadillo sencillo pero sabroso que se vende por 400 CUP. El influencer no ocultó su sorpresa por el precio: “Esto en México me costaría mucho más”, comentó. Pero lo que no dijo es que ese sándwich representa una buena tajada del sueldo mensual de un cubano.
Y no, estos lugares no están pensados para el turista con cartera llena. Son opciones populares entre los locales, que se las ingenian para darse un gusto de vez en cuando en medio de una economía difícil.
El café más dulce de Cuba… y el truco contra las moscas
En medio de su ruta, también paró en un puestecito donde por 50 CUP (unos centavitos en dólares) le sirvieron un café cortadito con leche condensada, caliente y con buena higiene. Ese cafecito —bien cargado— es un salvavidas mañanero para muchos cubanos.
Y como todo tiene su ingenio, Luisito mostró cómo los vendedores espantan las moscas: botellas plásticas llenas de agua colgadas del techo, un invento criollo tan funcional como curioso.
Un ajíaco con historia y un chef con discurso oficial
En su paseo gastronómico, el mexicano también se encontró con el chef Santiago, presidente de la Federación Culinaria de Cuba. El cocinero, con tono más serio y palabras medidas, explicó que el ajíaco criollo es el plato más representativo de la cocina cubana, reconocido como patrimonio nacional en 2019 y candidato a patrimonio cultural inmaterial mundial.
Santiago habló de la herencia cultural en la cocina criolla —españoles, africanos y hasta chinos han metido mano— y dijo que la comida cubana actual es una “cocina de resistencia”. O sea, con pocos ingredientes pero mucha inventiva, el cubano ha logrado mantener sus sabores vivos a pesar de la escasez.
Guarapo, mojito y daiquirí para refrescar la jornada
No podía faltar la parada en La Bodeguita del Medio y El Floridita, dos sitios que todo el que visita La Habana tiene en la lista. Ahí probó guarapo, mojito, Cuba libre y hasta una cerveza local con más del 8% de alcohol, que según él, “te tumba si no estás preparado”.
El Floridita, con su ambiente clásico y un busto de Hemingway mirando desde la barra, sirvió de escenario para que Luisito probara el famoso daiquirí. Todo muy sabroso, todo muy “cubano”, aunque a precios más pensados para turistas que para el cubano promedio.
Dulces que salvan el antojo
En su recorrido no faltaron los churros, las cocadas y el infaltable helado de mantecado, que se consigue por 100 CUP. También pasó por una pizzería, Los Jimaguas, donde una pizza de queso cuesta 250 pesos. Luisito dijo que la pizza no era gourmet, pero cumplía: estaba buena, llenaba y era barata para su bolsillo de visitante.
Y como broche de oro, se detuvo a explicar uno de los platos más conocidos de Cuba: la ropa vieja con arroz y frijoles, conocida como “moros y cristianos”. Explicó cómo, en medio de tantas carencias, los cubanos han sabido mantener viva esta receta con lo que tengan a mano, adaptando sabores pero sin perder la esencia.