Lo que parecía ser otro día normal en el tribunal de inmigración del centro de Miami terminó convirtiéndose en una verdadera pesadilla para varios migrantes, sobre todo para algunos cubanos que acudieron tranquilamente a sus citas legales y terminaron esposados por agentes de ICE. Sin previo aviso, los oficiales —vestidos de civil y con la discreción de un cazador al acecho— actuaron justo al salir las personas de sus audiencias, cuando menos lo esperaban.
“¡No es justo, él está haciendo su trámite!”, gritaba con impotencia la hija de uno de los detenidos, mientras veía cómo su padre, todavía con los papeles en la mano, era llevado por los pasillos. No fue el único. Al menos otro cubano y un ciudadano colombiano también fueron arrestados ese día. Todo ocurrió en cuestión de minutos, bajo el mismo techo donde muchos pensaban encontrar justicia.
Esperanza de residencia que se esfumó en segundos
Uno de los casos más duros fue el de un cubano que compareció ante el juez Rico Sogocio. El hombre pensaba que ese día avanzaría un paso más hacia su residencia legal bajo la Ley de Ajuste Cubano. Había llevado todo lo que tenía: su formulario I-220A, los papeles de su entrada por frontera y las ganas de resolver su situación. Pero el juez le explicó que ese formulario no era suficiente y le sugirió buscar un documento de parole válido.
Al salir con su esposa e hija, creyó que todo había quedado en pausa. Pero en los pasillos, agentes de ICE lo interceptaron sin contemplaciones. La familia, entre lágrimas, intentó explicar que él no era un criminal, que solo estaba buscando legalizarse y que, además, era diabético y necesitaba medicamentos.
“Él no es ilegal. Yo quiero entender”, soltó su hija con la voz quebrada. Le prometieron una llamada, pero el sabor amargo ya estaba servido.
Cuando la corte se vuelve una trampa
Minutos después, otro cubano corrió la misma suerte. Había llegado a Estados Unidos por la frontera con México en 2021, y tenía un proceso de asilo en curso. Sin embargo, el gobierno solicitó cerrar su caso y el juez aceptó, sugiriéndole que buscara un abogado y continuara su trámite por otra vía. Pero no hubo tiempo para eso. ICE ya lo esperaba.
Un joven de 22 años también fue detenido ese día. Su padre, que lo acompañaba, creyó que la desestimación del caso era una buena señal. Pero apenas salió del tribunal, la ilusión se vino abajo. “Mi mundo se derrumbó”, dijo entre lágrimas al medio Local 10, sin poder contener el dolor. Describió a su hijo como un joven tranquilo, que casi no salía de casa más que para trabajar. “Pensábamos que venir aquí era lo correcto”, dijo, con esa mezcla de frustración e incredulidad que tanto conocen los migrantes cubanos.
Una estrategia nacional disfrazada de justicia
Según confirmó el Miami Herald, lo que pasó en la corte de Miami no fue casual. Se trata de una operación coordinada a nivel nacional, con acciones similares reportadas en ciudades como Nueva York, Las Vegas, Phoenix y Los Ángeles. Aunque este tipo de arrestos no es nuevo, sí hay algo diferente: antes se enfocaban en personas con antecedentes penales, ahora están cayendo sobre migrantes sin récord criminal, con casos activos, en pleno proceso legal.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha estado solicitando que los jueces cierren los casos en curso, lo cual abre la puerta para arrestos inmediatos sin intervención judicial posterior. “Si hay una orden final de deportación, el arresto es legal”, justificó un vocero de ICE. Pero la mayoría de estos migrantes ni siquiera ha tenido una audiencia final, ni oportunidad real de pelear su caso.
Críticas fuertes desde el mundo legal
Para muchos abogados de inmigración, esto es más que preocupante. Wilfredo Allen, veterano en estas cortes, no se anduvo con rodeos: “Esto es una maniobra para acelerar deportaciones, sin importar el daño que causen”. Kelli Stump, presidenta de la Asociación de Abogados de Inmigración, fue más dura aún, llamando a este tipo de prácticas una traición al debido proceso.
Ira Kurzban, otro peso pesado del gremio legal, no se guardó nada: “No son delincuentes ni están huyendo. Solo quieren regularizar su situación, pero los están arrestando en masa para meterlos presos o presionarlos a que se vayan solos”.
Una política que apuesta a la incertidumbre
Todo esto tiene raíz en un memorando emitido en enero por el DHS, que insta a usar deportaciones expeditas en personas con menos de dos años en EE. UU., incluso si tienen casos pendientes. La medida, combinada con decisiones recientes del sistema de apelaciones, ha permitido que muchos migrantes recién llegados —incluso bajo programas humanitarios como el parole— puedan ser detenidos sin mayor trámite.
Antonio Ramos, abogado de inmigración con oficina dentro del mismo edificio del tribunal de Miami, está aconsejando a sus clientes que pidan audiencias virtuales, si pueden. Pero aclara que los agentes ya vienen con órdenes de arresto en mano. “Esto no es improvisado. Están trabajando con equipos especiales donde hay personal del FBI y hasta alguaciles federales”, asegura.
¿Justicia o emboscada disfrazada?
Lo que se vivió en Miami no fue solo un operativo. Fue, para muchos, una emboscada bajo techo judicial, una jugada que transforma el tribunal en campo minado, donde en vez de recibir orientación o justicia, los migrantes terminan arrestados sin aviso y sin defensa.
