En las últimas 48 horas, Bayamo se encendió sin corriente. Y no por luces ni faroles, sino por el descontento popular que estalló en protestas espontáneas, alimentadas por apagones eternos, falta de agua y una escasez que ya tiene a la gente sin un gramo de paciencia.
Vecinos de distintos barrios se tiraron a la calle sin miedo, gritando “¡No queremos más muela!”. Un mensaje directo para quienes, desde arriba, siguen prometiendo soluciones que nunca llegan. Esta vez, la protesta no fue planeada ni avisada. Fue el grito de una ciudad harta, que ya no aguanta más vueltas.
La respuesta del gobierno no se hizo esperar. Por un lado, militares, boinas negras y funcionarios del Partido Comunista se dejaron ver por las calles para «controlar» la cosa. Por el otro, vino el clásico apagón digital: cortes de internet, mala conexión en los móviles y una campaña en redes sociales oficialistas que intentaba pintar la situación como una postal de tranquilidad.
Mientras los videos caseros mostraban a la gente enfrentando a los dirigentes, rodeados de militares y oficiales del MININT, los perfiles afines al régimen comenzaban a postear imágenes de calles vacías, faroles encendidos y frases como “todo está en calma” o “dialogando con el pueblo”, en un intento desesperado por camuflar la indignación con propaganda.
En X (la antigua Twitter), una usuaria identificada como Tania María Heredia subió imágenes de un supuesto intercambio entre pobladores y autoridades en la rotonda de Bayamo. Entre etiquetas como #UnidosPorCuba y menciones a @DiazCanelB y @PartidoPCC, intentaba vender la idea de que todo iba viento en popa.
También se sumaron a la narrativa del control total personajes como Carlos Borges Oliveros, vocero del PCC, y Eduardo López Leyva, portavoz del régimen desde México, quienes aseguraron que la situación era “compleja, pero bajo control”. Borges incluso lanzó un tuit diciendo: “Siempre la calma en esta noche calurosa”, mientras en los videos virales se escuchaban gritos de “¡Libertad!” y se veía el despliegue militar por toda la zona.
Uno que metió la pata fue el “cibercombatiente” Frank Enrique, quien compartió una foto de una calle vacía con el mensaje “Bayamo ahora mismo. Todo en calma”. Eso solo encendió más la candela, porque la gente ya no se deja engañar tan fácil. Recordó a las campañas anteriores del gobierno donde intentaban silenciar la protesta con imágenes que parecían sacadas de una telenovela.
Y esta película, ojo, ya la hemos visto antes. Durante el 11J, en Nuevitas, en Santiago y hasta en Guantánamo, la receta siempre ha sido la misma: negar lo que está pasando, criminalizar a los que protestan, reprimir sin titubeos y luego llenar las redes de imágenes que hablen de “normalidad” y “unidad”.
Como guinda del pastel, Díaz-Canel volvió con el mismo disco rayado: que si las protestas son estrategias del enemigo, que no se permitirá el desorden… pero ni una palabra del hambre, los apagones, la inflación o la desesperanza que vive la gente de a pie.
Mientras tanto, personajes como Gerardo Hernández Nordelo, coordinador de los CDR, trataron de ganarse al pueblo subiendo una fotico con vecinos en plena oscuridad, como si con eso bastara para conectar con la realidad. Para muchos, eso no fue más que otro acto de teatro político, muy lejos de una verdadera muestra de empatía.
