En medio del alboroto que ha causado el polémico límite a las recargas en CUP impuesto por ETECSA, el cantautor Raúl Torres —ese mismo que le compuso versos a Fidel con lágrimas en los ojos— volvió a sacar la pluma… esta vez para defender lo indefendible.
Desde su rincón en Facebook, Torres soltó un texto largo como un domingo sin pan, donde justificó las medidas de ETECSA diciendo que eran fruto de una “agonía por falta de divisas”. Según él, detrás del tarifazo hay una verdad que “duele más callar”: Cuba no tiene dólares ni para comprar pastillas para la presión.
“La tierra está seca y dura, pero hay que entender por qué”, vino a decir el trovador. Admitió, eso sí, que el gobierno metió la pata al no explicar bien la jugada: “La opacidad es enemiga del pueblo”, escribió. Pero acto seguido, se lanzó contra los críticos del tarifazo, acusándolos de sembrar cizaña y hablar desde “la comodidad de sus certezas”.
“Señalar errores es justo, pero negar la intención de salvar vidas es mezquino”, soltó, en tono medio dolido y medio regañón.
Una defensa a lo cubano: con lírica y lealtad
Raúl no anduvo con medias tintas: pintó a ETECSA como una víctima que solo quiere ayudar a la abuela con hipertensión o al niño que estudia en penumbras. Dijo que el tarifazo era un sacrificio, no una jugada avara. Un intento desesperado —según él— de conseguir los pesos duros que hacen falta para que el país no se hunda.
“Las termoeléctricas esperan piezas, el pan depende del trigo importado, y los hospitales de medicinas que no se pagan con CUP”, escribió. Y en ese mismo tono, justificó la medida de ETECSA como una especie de acto patriótico.
Pero el cantautor, aunque reconoció errores de comunicación, nunca tocó la raíz del problema: la falta de transparencia y control sobre una empresa estatal que, pese a ser de las más lucrativas de la isla, no rinde cuentas ante nadie.
Tampoco mencionó algo que el pueblo conoce de sobra: la mayoría depende de las recargas del exterior porque lo que ganan en moneda nacional no da ni para conectarse al portal de ETECSA.
El viejo cuento del bloqueo y el “enemigo externo”
Como si fuera poco, al día siguiente Torres volvió a la carga con otra publicación, esta vez con más énfasis en el libreto de siempre: el bloqueo, las sanciones, el imperialismo. Según él, el turismo era la carta ganadora en tiempos de Obama y los hoteles que hoy están vacíos fueron una “apuesta legítima” que salió mal por culpa del virus y del embargo gringo.
¿Error de cálculo? Para nada. Una jugada estratégica incomprendida.
En ese segundo texto también trató de reforzar su fidelidad política, y dejó claro que su crítica era “desde la lealtad”. Una lealtad que lo llevó a ignorar convenientemente que esa expansión hotelera se hizo mientras se caían los hospitales, se colaban los techos de las escuelas y se achicaba el pan por días.
Autocrítica con freno ideológico
Torres quiere hacer pasar su discurso como reflexivo y comprometido, pero su tono se alinea con el guion oficial: justificar lo impopular, maquillar el desastre y desacreditar toda crítica que se salga del carril permitido. Hizo un llamado a no usar términos como “dictadura” o “régimen”, y avisó: cuidado con hablar como el enemigo.
En otras palabras, podés quejarte, pero sin pasarte de la raya.
Una canción vieja con ritmo de censura
Raúl Torres no trajo reflexión independiente ni mucho menos transparencia. Sus publicaciones no son más que una defensa emocional disfrazada de crítica suave, donde el mensaje real es: el gobierno se puede equivocar, pero no se cuestiona su intención.
Mientras tanto, el país sigue cuesta abajo. Y lo que la gente necesita no es otro canto patriótico, ni más metáforas gastadas sobre sequías y abuelas sin medicinas. Lo que hace falta es claridad, soluciones concretas y un modelo que deje de hacer sufrir al pueblo con cada decisión mal explicada, mal ejecutada y mal remendada.
