Hablar de Félix Savón es evocar uno de los nombres más pesados del boxeo cubano y mundial. Un gigante del ring, con tres medallas de oro olímpicas colgando del cuello —Barcelona ’92, Atlanta ’96 y Sídney 2000—, que lo colocaron al nivel de leyendas como Teófilo Stevenson y Lazslo Papp. Pero esa misma figura que una vez levantó a un país con sus puños, terminó cayendo en lo más hondo del desprestigio.
De ídolo nacional a figura silenciada
A pesar de su gloria deportiva, la vida personal de Savón tomó un rumbo turbio y vergonzoso. En 2018, fue condenado por crímenes que estremecen: delitos sexuales contra menores. Todo el proceso se manejó con absoluto hermetismo por parte de las autoridades cubanas. Como quien esconde el polvo bajo la alfombra, el régimen se ocupó de que el escándalo no manchara su relato heroico.
Cercanos al entorno del excampeón ya habían levantado alarmas. Algunos aseguraban que no era la primera vez que “algo raro” rondaba su conducta. Pero por años, el silencio y la complicidad taparon lo que no se quería ver.
Y de pronto… vuelve a la calle
Sin que nadie lo esperara, a finales de 2024, Savón salió bajo libertad condicional, luego de cumplir apenas seis años tras las rejas. Ni una nota oficial, ni un comunicado. Todo ocurrió en el mismo mutismo con el que fue encarcelado. Fue la prensa independiente quien sacó la noticia a la luz, y en redes sociales no se hicieron esperar las reacciones de indignación.
¿Cómo es posible que alguien con semejantes crímenes vuelva a caminar libre tan pronto? Esa pregunta todavía flota como un golpe que no encuentra respuesta.
Se destapa el expediente del horror
Hace poco, salió a la luz pública un documento impactante: el expediente penitenciario de Félix Savón, filtrado en Facebook. Las imágenes muestran su ficha como recluso, con detalles sobre los delitos cometidos, sanciones impuestas y datos personales.
Según ese archivo, Savón estuvo vinculado a dos hechos graves. El primero, y más escalofriante, recoge un episodio ocurrido en el municipio La Lisa, donde, bajo efectos del alcohol, se acercó a un menor de 14 años y comenzó a insinuársele, incluso besándolo. El niño, horrorizado, se fue del lugar. Minutos después, otro menor fue abordado por Savón y un acompañante, quienes le ofrecieron cinco pesos convertibles a cambio de favores sexuales. Ante la negativa del joven, uno de ellos intentó retenerlo.
La sanción por ese delito fue de 11 años de privación de libertad, pero ya sabemos que cumplió solo un poco más de la mitad.
Una segunda causa por un accidente
El expediente también revela un segundo incidente: un accidente de tránsito en 2018, donde Savón, manejando a exceso de velocidad, impactó a una moto en la que viajaba el ciudadano Jesús Ricardo Gómez Saavedra con sus hijos. El choque fue frontal, y Gómez Saavedra terminó estrellado contra el parabrisas del auto y luego en el pavimento. Por esto, le impusieron tres años más de prisión.
Una historia que duele, por donde se le mire
Es muy difícil tragar en seco todo esto. No hay medalla ni palmarés que puedan ocultar hechos tan sórdidos. Lo más alarmante es que, según fuentes cercanas, estas conductas eran conocidas por algunos dirigentes y atletas del boxeo cubano, pero por años se hicieron los de la vista gorda.
Y mientras tanto, en una Cuba donde hay presos políticos cumpliendo largas condenas por decir lo que piensan, Savón ya está libre, paseándose como si nada. Así funcionan las cosas cuando la justicia responde más a la conveniencia que a la verdad.
La ley del silencio, una vez más, se impuso en la isla.