En medio de la marea de descontento estudiantil que sacude a Cuba, la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) ha decidido premiar a las Tropas Especiales del MINFAR, conocidas como las «avispas negras». Este gesto, lejos de calmar las aguas, ha levantado chispas y críticas de todos lados.
En la ceremonia, que se anunció a bombo y platillo en redes sociales, la Brigada Móvil de Tropas Especiales recibió la distinción Siempre Joven, con la justificación de que simbolizan «el papel de los jóvenes en la defensa de la patria». Pero este diploma no cayó bien en un momento tan caldeado.
Mientras tanto, en la Universidad de La Habana, estudiantes de varias facultades dijeron “hasta aquí” y organizaron un paro académico contra el «tarifazo» de ETECSA, que limita las recargas nacionales y ofrece jugosos paquetes de datos en dólares.
¿Casualidad o mensaje velado? Muchos lo vieron como una advertencia con la sutileza de un garrote. Mientras los universitarios protestan por el precio del Internet, que sienten que atenta contra su derecho a estudiar y progresar, el régimen aplaude a las fuerzas militares conocidas por su rol en el control interno. ¡Vaya contraste!
Uno de los comentarios en el Facebook del MINFAR lo resumió así: «Las nuevas generaciones no serán como esas tropas que se las echan al pueblo como perros hambrientos». Otro cubano exiliado no se quedó callado: «Las dictaduras cuando están en peligro, su primera prioridad es comprometer a los tontos útiles para que repriman a sus propios amigos y vecinos. Después los botan como si nada».
Todo este tira y encoge refleja una crisis de representación. Aunque ETECSA trató de calmar el fuego ofreciendo un paquete de 6 GB por 360 CUP para los universitarios y acceso gratis a 40 sitios educativos, los muchachos dejaron claro que no quieren migajas para su sector. Buscan justicia social y un Internet accesible para todos los cubanos, no privilegios de papel.
El intento de la presidencia nacional de la FEU de suavizar el discurso y alinearse con el gobierno solo encendió más la mecha. Los estudiantes la acusaron de no representar sus verdaderos intereses y de ser cómplices de las autoridades.
Las facultades de Psicología, Economía, Comunicación y Matemática y Computación de la Universidad de La Habana se plantaron con fuerza. Denunciaron que las nuevas tarifas limitan el acceso al conocimiento, aumentan la desigualdad y hacen más difícil la vida académica.
La CUJAE también alzó la voz. Pidieron soluciones «más concretas, inclusivas y respetuosas con la gente» y exigieron a los directivos de ETECSA que dejen de mirar para otro lado.
Pero en lugar de escuchar, la respuesta oficial ha sido premiar a quienes están entrenados para vigilar y reprimir. Lejos de ofrecer un espacio para el diálogo, la UJC escoge enaltecer la fuerza militar como ejemplo de juventud.
El contraste es tan brutal como evidente: los estudiantes que hoy protestan son los mismos que el sistema dice haber formado, pero en lugar de apoyarlos, premia a quienes podrían contener sus reclamos. La universidad, símbolo de pensamiento crítico y rebeldía en Cuba, hoy cuestiona a un poder que parece más empeñado en uniformar la voz de la juventud que en escucharla.
La pregunta no es si van a seguir protestando, sino cómo va a reaccionar el poder. Y la condecoración a las Tropas Especiales deja claro el mensaje: más que diálogo, van por la fuerza.