En plena tormenta económica y con el país hecho leña, el régimen castrista vuelve a reunirse en sus plenos de papel mojado, esta vez con la excusa de «corregir distorsiones» y «reimpulsar la economía». El nuevo show político tiene fecha: 4 y 5 de julio, y se trata del X Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Dicen que van a tocar “temas vitales”, pero el cubano de a pie ya no cree en promesas, ni en consignas, ni en más cuentos reciclados. Mientras ellos hablan de planes y programas, la gente sigue viviendo entre apagones, inflación y hambre.
Más consignas, menos soluciones
Según la convocatoria oficial, este Pleno viene con el mismo menú de siempre: revisión del famoso “Programa de Gobierno” para arreglar el desastre económico, intentos de estabilizar el sistema eléctrico (que lleva años apagándose solo), análisis de cuadros del Partido y, por si fuera poco, una dosis de culto a la personalidad con una propuesta para conmemorar el centenario del dictador Fidel Castro.
Sí, mientras los cubanos hacen magia para poner un plato en la mesa, el Partido se prepara para celebrar al responsable del descalabro nacional. Como si el país no estuviera ya suficientemente hundido.
La economía no repunta… se desploma
Uno que no se tragó el cuento fue el economista Pedro Monreal, quien desde su cuenta en X dejó caer una bomba de realidad. Advirtió que la crisis es estructural y política, y que las medidas del régimen no resuelven absolutamente nada. Con ironía, preguntó: “¿Cuál espada mágica sacarán esta vez para disfrazar el desastre?”
Monreal recordó que, según cifras de la CEPAL, el Producto Interno Bruto de Cuba va en caída libre: -1% en 2024 y -0.1% en 2025. Eso convertiría a la isla en un ejemplo de recesión crónica por tercer año consecutivo. Todo esto, mientras el gobierno insiste en planes económicos que no duran ni seis meses antes de quedar obsoletos.
La cosa se agrava con una inflación oficial maquillada, salarios estatales que valen menos que un cucurucho de maní y una dolarización rampante que convierte la vida cotidiana en un infierno para quienes solo cobran en pesos cubanos.
Prometieron el cielo… y siguen cavando el hueco
Este circo llega pocos meses después del IX Pleno, donde Díaz-Canel volvió a repetir que Cuba saldrá adelante, aunque, como siempre, sin decir cuándo ni cómo. En aquel encuentro, el gobierno tuvo que admitir —otra vez— que el plan de “soberanía alimentaria” no ha dado ni boniato, y que la economía sigue estancada.
Hasta Marrero, el primer ministro, reconoció que las medidas económicas no han funcionado. Claro, se quejó del embargo estadounidense, pero no pudo tapar con eso el desastre interno: precios disparados, producción por el piso y un déficit fiscal que crece como la maleza.
Para colmo, el Buró Político sacó un estudio del Centro de Estudios Sociopolíticos del Partido (CESPO), donde supuestamente la mayoría de los cubanos dicen estar felices con el sistema y su liderazgo.
¿En serio? Mientras los hospitales colapsan, los apagones revientan la paciencia y el hambre muerde fuerte, pretenden hacernos creer que el pueblo está contento. Esa encuesta huele más a propaganda que a ciencia, y nadie con los pies en Cuba se lo cree.
Otro Pleno, otro cuento
La realidad es que el régimen sigue repitiendo fórmulas que no funcionan, aferrado a un modelo fracasado que solo genera más miseria. El X Pleno no es más que otra puesta en escena para entretener a la cúpula mientras el pueblo sobrevive como puede.
Hablan de reimpulsar la economía, pero ni producen, ni distribuyen, ni gobiernan con sentido común. Solo administran ruinas, reparten culpas y se escudan tras discursos vacíos.
Y mientras ellos se reúnen con aire acondicionado y meriendas garantizadas, el cubano sigue apagado por dentro y por fuera, sin corriente, sin fe y sin ilusiones.