En medio del colapso general que azota a Cuba, un hecho peligroso sacudió este domingo a Bayamo, Granma. Un ciudadano fue arrestado in fraganti mientras desarmaba traviesas de la vía férrea, justo antes del paso del Tren Nacional. Una acción que no solo desafía la ley, sino que pudo haber costado decenas de vidas.
La información fue publicada por el perfil oficialista “Entérate con Aytana Alama”, que detalló que el incidente ocurrió en el kilómetro 120,3 del tendido ferroviario que cruza esa ciudad oriental. La policía, según indican, lo atrapó con las manos en la masa.
Las autoridades acusan al hombre de atentado contra la infraestructura ferroviaria, una imputación que no se toma a la ligera bajo las leyes del régimen cubano. De hecho, tras los recientes ajustes al Código Penal, este tipo de acciones son tratadas como «sabotaje», una de las figuras delictivas más severas en el país.
El tren al borde de la tragedia
Según indica el propio texto oficialista, este acto pudo haber terminado en un desastre: “Podía haberse provocado un accidente grave, con muchos lesionados”. Sin embargo, hasta el momento, no se han divulgado ni el nombre del detenido ni las razones que lo llevaron a cometer semejante locura.
Aunque no es la primera vez que algo así ocurre. En los últimos meses se han reportado múltiples incidentes donde individuos intentan llevarse cabillas, traviesas u otros materiales de vías férreas o estructuras públicas, muchas veces con la única intención de revender el acero para sobrevivir.
Cuando la necesidad se cruza con la desesperación
Y es que detrás de cada acto como este hay una realidad que el castrismo pretende ocultar: el hambre y la desesperanza han llevado a muchos cubanos a arriesgarlo todo, incluso su libertad, para buscar algún tipo de ingreso o recurso.
En mayo pasado, el Tribunal Supremo Popular dejó claro que los delitos contra «infraestructuras estratégicas» como trenes, plantas eléctricas o redes de telecomunicaciones serían castigados con dureza. Pero el Dictamen 475, que anuncia esta política, no ofrece solución alguna a los motivos que están llevando a los ciudadanos a estos extremos.
Cuba se desmorona… y el pueblo lo sufre
En La Habana y otras provincias también se han reportado ataques a ómnibus, vandalismo en tendidos eléctricos y sabotajes a la red de ETECSA. Todo en medio de una crisis donde la inflación, los apagones, el desabastecimiento y el desespero popular marcan el ritmo de la vida diaria.
Mientras el régimen apunta a castigar con todo el peso de la ley a quienes “atenten contra el orden”, ignora olímpicamente el origen de estos estallidos: la ruina total del país y el abandono sistemático de sus ciudadanos.
No se trata solo de un hombre desmontando una vía de tren. Se trata de un país donde la línea entre delito y supervivencia se vuelve cada día más difusa. Porque cuando el sistema ya no ofrece futuro, muchos optan por arriesgarlo todo… aunque el precio sea altísimo.