¡Sin pedir nada a cambio! Cubano pone a disposición de sus vecinos su planta eléctrica para que puedan cargar sus teléfonos y lámparas

Redacción

En medio del apagón interminable que mantiene a millones de cubanos sin luz ni agua en el oriente del país, un muchacho de Guisa, en la provincia de Granma, decidió hacer lo que el Estado no hace: ayudar a su gente sin pedir nada a cambio.

Su nombre es Dargel Rosales Martínez, y con una pequeña planta eléctrica y el apoyo anónimo de un amigo que le donó gasolina y aceite, anunció en redes que pondría su corriente “a disposición del barrio”. En su mensaje, explicó que el pasado 3 de noviembre estaría en El Aguacate, a 100 metros de la tienda, “para todo el que necesite cargar el móvil, una lámpara, la tablet o hasta un ventilador si es para un niño”. Lo único que pidió fue que cada quien llevara su extensión.

Ese gesto sencillo, pero enorme, se volvió viral entre los vecinos de Guisa. En los comentarios abundaban los agradecimientos y mensajes de admiración. En un país donde el régimen brilla por su ausencia cada vez que hay una tragedia, fue un ciudadano común quien encendió, aunque fuera por unas horas, la esperanza en una comunidad sumida en la oscuridad.

Guisa fue uno de los municipios más golpeados por el huracán Melissa, que arrasó viviendas, cortó caminos y dejó embalses al límite. Los de Corojo y Paso Malo tuvieron que ser desembalsados para evitar desbordamientos, mientras muchas familias siguen incomunicadas, sin agua potable ni energía eléctrica.

Pero la realidad que se vive en esas zonas contrasta con el discurso triunfalista del gobierno. Mientras los noticieros repiten que “la recuperación avanza” y que “el sistema eléctrico se restablece con rapidez”, los propios trabajadores del sector reconocen que la red nacional sigue hecha pedazos y que muchos circuitos funcionan de forma aislada, desconectados del SEN.

En medio de ese panorama desolador, el gesto de Dargel no solo dio luz a unos cuantos teléfonos; dio una lección de humanidad y solidaridad que el régimen no podrá maquillar con sus porcentajes inflados. Porque cuando el Estado apaga el país, son los cubanos de a pie los que, con un motorcito y mucha voluntad, vuelven a encender la vida.

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