Exagente de la CIA revela que dijo el Che antes de su muerte en Bolivia

Redacción

Updated on:

Che Bolivia

El exagente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, en inglés), Félix Rodríguez, quien comandó la ejecución del guerrillero argentino Ernesto Che Guevara, contó cómo fue el diálogo con el guerrillero cuando le informó que había recibido la orden final.

Rodríguez contó que recibió la noticia del arresto del Che el domingo 8 de octubre de 1967 bajo el código “Papá cansado”: lo que significaba que el líder guerrillero había sido capturado y estaba con vida en la escuelita de La Higuera.

Mientras revisaba la documentación que le habían incautado al argentino, Félix recibió un llamado que cambiaría su vida para siempre. “Voy hasta el teléfono y me dan ‘órdenes superiores: 500–600’. Era un código muy sencillo que habíamos estipulado: 500 era el Che Guevara, 600 muerto y 700, manténgalo vivo. Pido que me repitan. Me vuelven a confirmar ‘ordenes del alto mando: 500–600′” relató.

“Comandante, lo siento, son órdenes del alto mando boliviano”, le comunicó Rodríguez a Guevara, de acuerdo con el testimonio del exagente en una reciente entrevista con la cadena estadounidense CNN a cincuenta años del hecho. Luego del impacto de la noticia, el argentino respondió: “Es mejor así, yo nunca debí haber caído preso vivo”.

Inmediatamente después el coronel Zenteno Anayason se acercó a él y le dijo que eran “órdenes del señor presidente y señor comandante de las Fuerzas Armadas”. Recordando más sobre esa charla, el hombre de la CIA narró: “Miró su reloj y me dijo: ‘Tienes hasta las dos de la tarde para interrogarlo. Y a las dos de la tarde lo puedes ajusticiar de la forma que tú quieras porque sabemos el daño que le ha hecho a tu patria’”.

Consultado sobre si tenía algún mensaje que quisiera trasladar, el Che expresó: “Dile a Fidel que pronto verá una revolución triunfante en América”. De acuerdo con el exagente, Guevara se sentía engañado, pero igual confiaba en la victoria del proceso ante el enemigo norteamericano.

Considerando que no había nada más que agregar, le dio un abrazo al agente y se paró firme, ya que pensaba que era Rodríguez quien lo ejecutaría. Sin embargo, el oficial salió de la habitación y ordenó el ingreso al soldado Mario Terán Salazar, quien finalmente acabó con la vida del guerrillero.