Hoy cumple 55 años el actor Jorge Perugorría, el rostro masculino más internacional del cine cubano

Redacción

Hoy cumple 55 años el actor Jorge Perugorría, el rostro masculino más internacional del cine cubano

Si hay un rostro masculino dentro del cine cubano que es conocido incluso a nivel internacional ese es el de Jorge Perugorría, quien alcanzó la popularidad con el filme Fresa y Chocolate, llegando a ser el primer largometraje cubano en ser nominado a los premios Oscar. Hoy está cumpliendo 55 años y desde aquí queremos enviarle nuestras FELICIDADES!!!

Sus más cercanos amigos lo conocen como Pichi. Su sobrenombre viene de un popular programa de Radio Progreso donde existía un personaje llamado Pichilingo Puchucha. Una vecina de sus padres al verlo nacer, por lo feo que lucía, dijo que se parecía un Pichilingo, pero con el tiempo se fue achicando hasta quedarse solo en Pichi.

Nacido y criado en el barrio del Wajay, en La Habana, su infancia estuvo ligado al campo y sus recuerdos de esos años son en los campos de café, encaramándose en matas de mango y corriendo entre las fincas de sus vecinos.

Cuando terminé el preuniversitario, ya se le había pasado el tiempo para presentarse a las pruebas del Instituto Superior de Arte (ISA). Hasta se había anotado en el Destacamento de Medicina, solo que en 12mo. grado descubrió la actuación y el mundo le cambió. ¡Quería ser actor, nada más! Decidió estudiar en el politécnico que quedaba frente a su escuela, porque serían dos años.

Lo bueno fue que pudo seguir con el teatro. Armó un grupo de aficionados con el cual participó en un concurso que convocaba Humberto Rodríguez, líder del grupo teatral Olga Alonso, en el cual ganó el premio de actuación. Entonces ese maestro de actores, quien andaba en busca de un Romeo, le preguntó si quería ser parte del grupo. Una suerte tremenda, porque por las manos de Humberto han pasado muchísimos de los más grandes actores de este país. Por ahí empezó su carrera.

Otro de los regalos que le dio el politécnico fue conocer a Elsita, el amor de toda su vida, la madre de todos sus hijos.

Cuenta que tuvo la suerte de trabajar mucho en teatro antes de evaluarse como actor y de trabajar con grandes directores.

En la televisión lo lanzó a la fama su actuación en las aventuras Shiralad, pero después vino Fresa y Chocolate, que lo convirtió en un actor internacional. Se enteró del casting mientras actuaba en la obra Las Criadas, en la que hacia un papel femenino nombrado Clara.

Ha tenido la suerte de trabajar con algunos de los principales directores de cine cubanos, como Juan Carlos Tabío, Humberto Solás, Fernando Pérez y el gran Titón.

Entre sus protagónicos en Cuba en la gran pantalla son recordados sus papeles en El cuerno de la abundancia, Lista de espera, Guantanamera, Miel para Oshún, Barrio Cuba, La pared de las palabras, Amor vertical, entre más de 70 películas.

En Europa no le faltaron las grandes oportunidades, sobre todo en el cine español, donde pudo ser dirigido por cineastas de la talla de Bigas Luna o Manolo Gutiérrez Aragón, y todo gracias a Fresa y Chocolate.

En años recientes, protagonizó para Netflix la miniserie Cuatro estaciones en La Habana (2016), basada en la tetralogía literaria del escritor Leonardo Padura.

También incursionó detrás de las cámaras como director de cine. De su talento para dirigir nacieron los filmes Afinidades, Amor crónico, Se Vende y Fátima o El Parque de la Fraternidad.

Jorge Perugorría es miembro de la Academia de Cine Español y de la de Hollywood, con derecho de voto para los Goya y para los Oscar a mejor actor, director, película etc.

Tiene cuatro hijos, artistas todos. Tres se graduaron como músicos: Anthuan, el mayor, estudió percusión y dirige el grupo Nube roja. Él y Lázaro Peña Rodríguez «Lachi», quien también compone, son los líderes de la banda donde Adán, responsabilizado con el proyecto de San Isidro, toca los teclados. Lo apoya Amén, el más pequeño, quien terminó guitarra. Andros fue el único que siguió sus pasos. En varias ocasiones han compartido el set, la primera por deseos de Tabío en El cuerno de la abundancia.