“Construcción capitalista”, el detalle que hace que una casa en La Habana pueda costar miles de dólares más que una igual construida después de 1959

Julio César

"Construcción capitalista", el detalle que hace que una casa en La Habana pueda costar miles de dólares más que una igual construida después de 1959

Los anuncios de venta de “construcciones capitalistas” abundan en los sitios de comercialización de viviendas en Cuba, clasificación que inmediatamente eleva el valor del inmueble significativamente, aún cuando las edificaciones cuenten con más de 60 años de uso (probablemente sea el unico país donde suceda). Se le da preferencia a estas edificaciones antes que conformarse con cualquier construcción que haya estado a cargo del estatal Ministerio de la Construcción (MICONS).

Luego de que la Revolución de Fidel Catro triunfara en 1959, el sistema monopólico instaurado decidió invertir únicamente en construcciones con pésima calidad y pobre terminación. Las condiciones impuestas sobre estandarización y racionamiento de los materiales llevó a la creación de barrios deprimentes y laberínticos, destinados al hacinamiento indiscriminado de personas, como cuarterías verticales (donde nadie quiere residir, pero no les queda más remedio).

El capital invertido en estos desastres arquitectónicos no se conoce, pero se estima que haya sido mucho más caro de lo previsto, y con evidentes deficiencias.

Esa entidad es una de esas organizaciones estatales cuya única función radica en obstruir el libre desarrollo de la sociedad y controlarlo todo innecesariamente.

De acuerdo con la declaración del ministerio, se va reorganizar, además, la vinculación de las tiendas de materiales a los centros productivos en función de reducir las distancias de tiro de la transportación, en la medida de lo posible. El organismo recalca que de esta forma se persigue tener las tiendas de los centros productivos lo más cerca posible, y así reducir costes de transporte.

Un ministerio debería estar consciente de que su producción casi nunca va a parar a las tiendas, sino las obras que la utilizarán, por lo que cada cliente deberá transportar los materiales desde las tiendas, que a su vez se traduce en más gastos para la población y menos para el organismo.

La mentalidad burocrática impide el avance, y el mercado informal se aprovecha de esto, revendiendo materiales como un saco de cemento gris en 1.200 CUP, una cabilla en 800 CUP y una puerta de madera con marco y cerradura de seguridad en 17.500 CUP.

Además, las reparaciones son constantes en los apartamentos hechos por el Gobierno, por que son nuevos pero necesitan hacerse de nuevo enseguida que el propietario se instala. Claro, nunca se ha visto a un dirigente viviendo en un apartamento de microbrigada. Cuando Siboney se derrumbe es que aparecerán los materiales, de la nada.