Los Zafiros, el grupo cubano que nació para cantar, pero que no supo vivir la fama

Julio César

Los Zafiros, el grupo cubano que nació para cantar, pero que no supo vivir la fama

Luego de que “Los Zafiros”, desesperados, buscaran guitarrista por toda La Habana tras la partida hacia Estados Unidos de Oscar Aguirre, dieron con Reynaldo Hierrezuelo, el de “Los Compadres” (más bien, Hierrezuelo dio con ellos), quien tenía al candidato perfecto.

Este conocía a Manuel Galbán, el director, desde sus andanzas por la vieja Holguín. Recomendó al grupo que lo buscaran en este y aquel club, pero no lograron localizarlo hasta una noche en “El Escondite de Hernando”.

“Los Zafiros” habían encontrado a su engranaje perfecto. Fueron a Camagüey primeramente y no tuvieron mucho éxito, pero volvieron a La Habana y debutaron en el cabaret Caribe del Habana Libre. El Club Costa Sur de Cienfuegos los contrató y así comenzaron sus travesías por todo el país.

Ensayaron desde 1963 hasta 1965 en la casa de Campanario 79, donde se dio el primer gran ensayo con todas las piezas finales reunidas, y luego en Miramar, hasta que se asentaron en la vivienda de uno de ellos en el Vedado.

Ninguno de los 4 integrantes tenía conocimientos musicales, pero Kike siempre tuvo un oído privilegiado, pues era el que montaba las voces al principio. Grabaron su primer disco con Panart Nacionalizada, gracias a sus contactos con Pedro Vega Francia, el administrador. El hecho de que este haya sido un rotundo éxito suma el mérito de que se grabó con muy bajo presupuesto e inventivas soluciones para la falta de recursos.

Miguelito nunca cantó solo porque nunca quiso, y fue el único, pero se le reconocía sin problemas en el coro por su voz falsete, notablemente armónica. El Chino era el compositor de casi todos los temas emotivos. Kike era la voz más rítmica por su manera fragmentada de cantar. Ignacio era el verdadero cierre del grupo, con su voz increíblemente aguda, de tenorino, nada falseada.

Su problema era que todo el tiempo peleaban, y violentamente. Se solían comportar de forma extremadamente infantil cuando había algún conflicto o descontento en el grupo. Se llegaron a desintegrar 4 veces antes de la definitiva. Galbán era el único sabio y consecuente del conjunto, y a quien todos ellos respetaban profundamente, pero a quien desobedecían y llenaban de escándalos cada dos por tres.

Las relaciones eran tensas al principio: El Chino era esposo de la hermana de Miguel que, aunque era el más tranquilo, estaba casado con la hermana de Kike. Los cuñados se querían y odiaban a la vez, y llegó a conocerse muy bien por esa época una de las peleas de los cuatro, en Varadero, en la que prácticamente destruyeron una habitación del Hotel Internacional donde se estaban presentando, además de que constantemente se rumoreaba sobre la marihuana que consumían.

Bebían sin parar, convirtiéndose en un verdadero problema cuando dejaron de comer, de dormir, pero de beber, ni muertos. Se relata que una noche hubo una riña muy fuerte entre Kike y El Chino, en la que casi se matan, y a la mañana siguiente los encontraron vocalizando con una botella de bebida, como si nada.

Viajaron a París con el Grand Music Hall de Cuba en 1965, junto a celebridades como Celeste Mendoza, Elena Burke, la Orquesta Aragón, Los Papines, Pello El Afrokán, Georgia Gálvez, pero Los Zafiros fueron los que realmente causaron furor y, pese a que se lo propusieron en múltiples ocasiones, nunca se quedaron en Estados Unidos ni en Europa.

Los problemas entre los integrantes se agudizaban cada vez más, y es por ello que Los Zafiros no llegaron tan lejos como su potencial daba. Muchas giras se cancelaron por miedo a que Los Zafiros hicieran estragos por donde pasaran.

Finalizando la década de los 60, ya no se presentaban en televisión con el nombre de Los Zafiros; hacían más bien números en cabarets, teatros y carnavales en el interior, y en Varadero tenían un éxito tremendo.

El público no los abandonó jamás, aunque ya se notaba en sus interpretaciones las consecuencias de su mala vida, pues casi siempre estaban afónicos.

Formaron parte, aunque sea con un par de números, del espectáculo “Me caso con una sirena” en 1972, de Enrique Núñez Rodríguez en el Cabaret Continental de Varadero.

Manuel Galbán se retiró de la dirección del grupo dadas las indisciplinas, por lo que trabajaron por un tiempo con Enrique Pessino a la guitarra y grabaron con la orquesta del ICRT, aunque el resultado estuvo lejos de ser bueno, por lo que poco después, el grupo se desintegraría por completo: Kike y El Chino eran una ruina, Ignacio ya no tenía su bella voz, Miguelito partió de Cuba en 1993, y los que permanecieron en la isla fallecieron alcoholizados, aniquilados e irreconocibles, excepto Ignacio, que murió de un derrame cerebral con tan solo 37 años. Tuvieron el Mundo a sus pies y no supieron que hacer con él.