Gobierno cubano se apunta nueva “victoria moral” en la ONU con su resolución para poner fin al embargo, a la que solo se opusieron Estados Unidos e Israel

Ines Sanz

Gobierno cubano se apunta nueva "victoria moral" en la ONU con su resolución para poner fin al embargo, a la que solo se opusieron Estados Unidos e Israel

La Asamblea General de la ONU volvió a demandar este miércoles el fin del embargo estadounidense contra Cuba con la aprobación de una resolución a la que únicamente se opusieron Estados Unidos e Israel.

Tras un año de pausa por la pandemia, Cuba volvió a llevar ante Naciones Unidas su habitual denuncia del embargo, que desde 1992 se viene aprobando anualmente con un respaldo abrumador de la comunidad internacional.

En esta ocasión, el texto salió adelante con 184 votos a favor, dos en contra (EE.UU. e Israel) y tres abstenciones (Colombia, Ucrania y Emiratos Árabes Unidos).

En la última votación, en noviembre de 2019, el embargo contra Cuba fue condenado por 187 votos contra tres, los habituales de Estados Unidos e Israel, y por primera vez, de Brasil tras la elección del ultraderechista Jair Bolsonaro.

El embargo estadounidense fue impuesto en febrero de 1962 por el gobierno de John Fitzgerakd Kennedy, fue endurecido en varias oportunidades, pero a lo largo de 59 años no ha logrado derribar la Revolución; lo que ha servido como excusa y escudo para anunciarse victoriosos una y otra vez al Gobierno cubano sobre “el imperio”.

Cuba asegura que este embargo, resuelto en plena Guerra Fría y menos de un año después de que Fidel Castro declarase el carácter socialista de la revolución, ha provocado perjuicios a la isla por más de 138.000 millones de dólares.

El embargo a Cuba fue aprobado por ley y solo el Congreso estadounidense puede ponerle fin. Por esa razón, la apertura y el restablecimiento de relaciones diplomáticas que impulsó en 2016 el entonces presidente estadounidense, Barack Obama, no significó el fin del bloqueo.

Pese al acercamiento de Barack Obama a Cuba no se revirtió el bloqueo, votado como ley por el Congreso estadounidense.

Pero ese año, 2016, fue la única vez en que Washington se abstuvo de votar en contra de la resolución cubana de condena al embargo, luego de que ambos países restablecieran relaciones en 2015.

Luego el expresidente republicano Donald Trump (2017-2021) dio marcha atrás a ese histórico acercamiento: volvió a declarar al país como estado patrocinador del terrorismo e impuso cerca de 250 nuevas sanciones contra Cuba.

Las medidas provocaron una crisis de energía y combustible, restringieron los viajes de turistas estadounidenses a la isla y el envío de remesas de cubano-estadounidenses a sus familiares en Cuba.

Para Biden no es prioridad

El actual presidente estadounidense, Joe Biden, que como vice de Obama participó en la política de acercamiento con Cuba, no ha revertido ninguna de las sanciones impuestas por Trump desde su llegada a la Casa Blanca en enero.

No obstante, en su campaña había prometido hacerlo y había señalado que la línea dura de Trump contra Cuba «no ha hecho nada para avanzar en la democracia y los derechos humanos» en la isla.

En marzo, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, afirmó que «un cambio en la política hacia Cuba no figura actualmente entre las mayores prioridades del presidente Biden».

Joe Biden prometió relajar las sanciones pero depende de senadores anticastristas para poder gobernar.

Biden necesita mantener el vínculo con dos senadores de línea dura contra Cuba, el demócrata Bob Menéndez (Nueva Jersey) y el republicano Marco Rubio (Florida), a quienes necesita para confirmar en la cámara alta a miembros de su equipo, explicó a la agencia de noticias AFP el experto en política latinoamericana Christopher Sabatini, de Chatham House.

Biden «entiende que el embargo contra Cuba es un fracaso» pero «no hará nada que pueda enojar por ahora» a estos congresistas, estimó.

Pero una vez que su equipo sea confirmado por el Senado, comenzará a flexibilizar la política hacia Cuba, aunque con cambios «menos dramáticos» que los aprobados por Obama, opinó Sabatini.