Los rusos se fueron pero sus cosas se quedaron en los hogares de los cubanos

Redacción

En las casas de los cubanos que viven en la Isla, aún pueden encontrarse en buen estado técnico una serie de electrodomésticos fabricados en la ex Unión Soviética. Batidoras, televisores, aires acondicionados, ventiladores, relojes de pared, lavadoras, y toda una gama de equipos importados en la década de los 80, siguen “dando guerra” en los hogares de la Isla.

Detrás de cada uno de estos equipos, hay una historia de sacrificio.

El legendario lada

A sus más de 70 años, Luis Gómez, dueño de un automóvil de fabricación rusa, nos cuenta como se hizo de su Lada.

Las matrioskas eran el objeto decorativo por excelencia de las casas cubanas.

“Me gané el auto en las zafras de los años ochenta. Por aquel entonces yo era joven y fuerte, pero las siete zafras que tengo en mis espaldas me están pasando factura. Padezco de dos hernias discales y varias lesiones en las rodillas”, cuenta Gómez.

“El carro es lo que me da de comer actualmente, ya que lo utilizo para botear. Ha estado a mi lado durante tantos años gracias al ingenio de los mecánicos cubanos que, si no tienen la pieza original que lleva de fábrica, se inventan una o la adaptan de otro vehículo”, añade.

Televisores en color

Una gran parte de estos equipos electrodomésticos o vehículos eran usados como una especie de chantaje a los trabajadores. Para ganarse alguno de ellos era necesario ser “vanguardia, revolucionario e incondicional”. Cuidadito con faltar a un trabajo voluntario o período en el campo que se convocase.

Este aire acondicionado soviético era todo un lujo.

“Soy profesor en un preuniversitario, por lo que tuve que competir con mis propios compañeros de trabajo. No fueron pocos los sábados y domingos que tuve que trabajar ‘voluntariamente’ en el campo o asistir a actos políticos en mi tiempo libre. Aquello no tenía mucha ciencia, como no teníamos nada, había que entrarle al juego de a lleno y participar en cuanta cosa se convocase. Así llegue a ganarme el televisor”, cuenta Ignacio.

Los ventiladores Órbita

Si algo no puede faltarles a los cubanos en el verano es el ventilador. En las tiendas estatales los más pequeños cuestan cerca de 35 CUC, lo cual los pone fuera del alcance de muchos cubanos que viven de su salario. Los ventiladores rusos siguen dando pelea en la actualidad y, luego de miles de reparaciones e incluso amarrarle alambres para que no se “descocoten”, se mantienen refrescando no pocos hogares de la Isla.

“En casa tengo un ventilador ruso y gracias a él puedo dormir por las noches en el verano. El calor en Cuba llega a ser abrumador. El ventilador lo compre en el 87, ya tiene cantidad de años, pero con algunas reparaciones todavía trabaja como el primer día”, contó una mujer que prefirió no decir su nombre.

Rosa Moreno mostró su plancha rusa, que ya tiene varias décadas y ninguna de las funcionalidades modernas.

Herramientas socialistas para lucro capitalista

Máquinas de coser y vehículos de motor de la época dorada del socialismo ruso siguen dando de comer en Cuba a familias enteras. Mucho viven hoy gracias a que utilizan sus automóviles como taxis.

Roxana, a sus 72 años, vive con su esposo y mantiene la casa con lo que gana sentada en su máquina de coser de aquel entonces.

“Me gano la vida remendando y haciendo ropa para los vecinos. La máquina de coser la tengo desde el año 1984. Desde que la compré comencé a dedicarme a la costura y gracias a ello puedo mantener la casa y a mi esposo que está enfermo de cáncer. También tengo en casa una batidora rusa de los años 80, ya que en las modernas están muy caras en las tiendas. Las piezas de repuesto de las batidoras rusas las fabrican artesanalmente y pueden encontrarse en casi cualquier lugar”, cuenta Roxana.

Ya sean autos, lavadoras, ventiladores o cualquier otro equipo esa época, lo cierto es que son una especie de legado de la Unión Soviética en Cuba y, a más de tres décadas de haber sido fabricados, siguen (y seguirán) dando pelea en los hogares cubanos.