Violencia en Cuba… la verdad tras una isla insegura que el Gobierno se niega a reconocer

Redacción

La reciente ola de violencia que sacude a Cuba ha dejado al descubierto la grave situación que enfrenta el país bajo el régimen castrista. Esta violencia, que se manifiesta en diversos ámbitos de la sociedad cubana, no es un fenómeno nuevo, sino que tiene sus raíces en la propia esencia del castrismo, una ideología que nació derramando sangre.

Desde principios de 2023 hasta julio del mismo año, se han registrado 54 femicidios en la isla, superando la cifra total del año anterior. Desde 2019, se han contabilizado un total de 167 femicidios en Cuba. A esta alarmante cifra se suman los crecientes asaltos y robos violentos, donde se sustraen objetos de valor como teléfonos móviles o motocicletas. La violencia generalizada que asola a la sociedad cubana es sin precedentes, y las autoridades, encabezadas por Díaz-Canel y los remanentes del régimen de Raúl Castro, parecen no tener una solución viable a la vista.

La historia de Cuba bajo el castrismo está plagada de actos violentos. En la década de 1950, el Movimiento 26 de Julio ejecutó a personas en plena calle y colocó bombas en lugares públicos concurridos, causando la muerte y lesiones graves a civiles inocentes. Esta cultura de violencia, promovida y perpetuada por el régimen, ha dejado una profunda huella en la sociedad cubana, que ahora se manifiesta con mayor virulencia ante la creciente crisis existencial que enfrentan los cubanos.

Existen al menos cuatro causas visibles que han desencadenado esta ola de violencia en Cuba:

  1. La cultura de la violencia “revolucionaria”: El sistema político cubano ve al disidente como un “gusano” que debe ser marginado o incluso subyugado y golpeado por ser considerado un “traidor”.
  2. La creciente escasez y pobreza: El aumento exasperante del hambre, la falta de oportunidades, la malnutrición y la imposibilidad de emprender negocios privados e independientes han llevado a la desesperación a muchos cubanos.
  3. La represión política: El régimen prioriza la represión política y descuida la verdadera criminalidad, lo que resulta en la pérdida de vidas humanas y bienes valiosos.
  4. El sistema educativo y mediático comunista: La indoctrinación política e ideológica prevalece, relegando la enseñanza de valores éticos y morales esenciales y disminuyendo el papel de la familia como pilar fundamental de la sociedad.

Como resultado de estas causas, especialmente la tercera, se observan signos de un estado fallido en Cuba. Los residentes de los barrios, enojados y desesperados, toman la justicia por sus propias manos y golpean brutalmente a los ladrones sorprendidos en flagrante delito o a supuestos violadores.

Un chiste cubano de humor negro ilustra la situación: varias personas son asaltadas o amenazadas con machetes para robarles sus teléfonos y motocicletas. Las víctimas no gritan “¡Ayuda! ¡Policía, nos van a matar!”, sino “¡Abajo la dictadura! ¡Abajo el comunismo! ¡Libertad!”, ya que saben que solo así la policía acudirá al lugar donde se encuentran.

La violencia brutal es típica de un estado tiránico en decadencia. La pregunta que queda en el aire es: ¿Cuántos recursos y esbirros dedica la dictadura a “Gran Hermano”, y cuántos a combatir y prevenir los asesinatos, asaltos y femicidios atroces? La respuesta, lamentablemente, refleja la triste realidad que vive el pueblo cubano bajo el yugo del castrismo.