¿Qué ha sido de la vida de Thais Valdés, una de las actrices cubanas que más películas protagonizó en la isla durante los años 90´s? Aquí te contamos

Redacción

Thais Valdés Maceira, una destacada figura del cine cubano, continúa siendo una referencia imprescindible, especialmente cuando la nostalgia del emigrante te lleva a revivir momentos de Carla en la película Nada.

Originaria de La Habana, Thais Valdés nació el 25 de septiembre de 1963, pero tal vez una versión distinta de ella surgió en 2001 con el lanzamiento de Nada.

Actualmente radicada en México, es imposible no recordar el famoso grito de “¡Me quiero irrrrrr!” de Carla en la película, que quizás, desde la ficción, anticipaba la propia partida de la actriz de Cuba.

La trayectoria actoral de Valdés, graduada de la Escuela Nacional de Instructores de Arte en La Habana en 1985, se inició con el influyente filme Una novia para David, dirigido por Orlando Rojas ese mismo año.

Desde entonces, ha participado en otras películas que marcaron su carrera, desempeñando papeles protagónicos en algunas de las producciones más destacadas del cine cubano.

Películas como Plaff o demasiado miedo a la vida, dirigida por Juan Carlos Tabío; Barrio Negro, de Pierre Kovalnik; Adorables mentiras, de Gerardo Chijona; Alicia en el Pueblo de Maravillas, de Daniel Díaz; y Un paraíso bajo las estrellas, de Gerardo Chijona, han mostrado su versatilidad para interpretar roles diversos.

Además de su trabajo en el cine, ha dejado su huella en la televisión, participando en una variedad de programas como Del lado del corazón, Hoy es siempre todavía, Psicólogo, Los Inocentes, Dossier del Desamor, Las Honradas, La hora de las brujas y Camello rosa, por mencionar solo algunos.

Nada, la película de Juan Carlos Cremata que inmortaliza el personaje de Carla, fue un punto culminante en la carrera de Thais Valdés, quien ya había llamado la atención por su actuación en Alicia en el Pueblo de las Maravillas, aunque esta película fuera retirada de los cines cubanos apenas tres días después de su estreno.

En Nada, Valdés dio voz a una nueva generación de cubanos que vivían con el deseo latente de emigrar, mostrando una Cuba diferente, a punto de entrar en el nuevo siglo, donde la prioridad de la gente comenzaba a ser decidir dónde querían vivir.

En 2003, Valdés se trasladó a México, donde ha reinventado su carrera como actriz y ha descubierto otra pasión: la enseñanza.

Al hablar sobre su decisión de dejar Cuba, Valdés expresó: “Salí de Cuba por el derecho que tenemos todos de salir, de recorrer el mundo y vivir nuevas experiencias”, dejando claro que su deseo de emigrar fue impulsado principalmente por su deseo de construir una vida en México junto a su compañero, Pablo.

Además, sentía la necesidad de reencontrarse consigo misma después de años interpretando personajes que habían dejado una marca en su identidad.

En México, donde llegó siendo una desconocida como actriz, Valdés retomó el teatro y comenzó a impartir clases de actuación a jóvenes, luego extendió su enseñanza a niños.

En 2006, Valdés enfrentó el desafío de interpretar El manicomio de afuera en México, una obra que abordaba el tema de las elecciones presidenciales y que le llevó a reflexionar sobre el compromiso ciudadano tanto en Cuba, donde las elecciones estaban siempre encaminadas en una dirección, como en México, donde la democracia aún era joven.

También en México, Valdés asumió el papel de Electra en la obra de Virgilio Piñera, bajo la dirección de Ramón Díaz, como parte de un esfuerzo por revitalizar el teatro cubano en el país.

Posteriormente, formó parte del elenco de la versión mexicana de la obra teatral Chamaco, protagonizada por ella junto a Irán Castillo, Adán Aguilar y Pedro Sicard, bajo la dirección de Alejandro Ramírez, explorando temas como la prostitución masculina en las noches de Centro Habana y la doble moral de algunas familias cubanas, pero ambientada en México.

Ya sea como actriz o como maestra, la carrera de Thais Valdés seguirá siendo una referencia importante para muchos cubanos, demostrando su versatilidad y su compromiso tanto en el escenario como fuera de él.