En Cuba, la situación económica para muchos ciudadanos continúa siendo crítica. Desde la implementación de la Tarea de Ordenamiento, el salario mínimo fue establecido en 2,100 CUP, una cifra que resulta insuficiente frente a los altos precios de los alimentos y productos básicos. Este salario apenas cubre el costo de dos kilos de pollo, lo que ilustra la severa crisis de poder adquisitivo que enfrentan los trabajadores cubanos.
La realidad del mercado fue destacada recientemente por un usuario de Facebook, Pedro Luis García, quien compartió una lista de precios de un agromercado en La Habana. La publicación coincidió con un pico en el valor del dólar, que alcanzó los 395 CUP en el mercado informal de divisas, dejando a muchos sorprendidos por el alto costo de los alimentos básicos.
En La Habana, y en general en Cuba, los precios de los alimentos varían significativamente de una provincia a otra, aunque las comparaciones en redes sociales muestran una tendencia uniforme hacia precios elevados. Por ejemplo, una caja de 28 libras de pollo se oferta en algunas mipymes por 32 USD, mientras que el picadillo de pollo en caja de 18 kg se vende por 37 USD y 10 libras de carne de cerdo alcanzan los 35 USD.
Las alternativas a estas fuentes de proteína no son más alentadoras. Un cartón de huevos puede llegar a costar entre 3,100 y 3,300 CUP, un precio prohibitivo para miles de familias cubanas. Otros productos básicos también muestran precios exorbitantes; por ejemplo, un kilogramo de leche en polvo se vende por 1,800 CUP, una barra de pan cuesta entre 100 y 120 CUP, el azúcar blanca varía entre 300 y 400 CUP por libra, y un litro de aceite de girasol se tasa en 1,300 CUP.
Los alimentos básicos como frijoles y arroz también son caros, costando entre 300 y 500 CUP por libra y entre 200 y 290 CUP por libra, respectivamente. Incluso los productos no alimentarios reflejan esta tendencia de altos precios.
Esta disparidad entre los ingresos y los costos de vida es una clara indicación de la profunda inflación que afecta al país, restringiendo dramáticamente la capacidad de compra de los cubanos y exacerbando las tensiones económicas y sociales. A pesar de las promesas del gobierno cubano de que se avecinan tiempos mejores, muchas de sus políticas parecen empujar a la población hacia una pobreza aún más profunda.
