Una familia de La Habana está viviendo una verdadera pesadilla desde el pasado 5 de mayo. Cirse Alfonso Ruiz, una madre cubana con problemas de salud mental, desapareció sin dejar rastro en pleno Centro Habana, y hasta hoy no se sabe nada de ella. Cada minuto sin respuestas es una eternidad para sus seres queridos, y la preocupación aumenta con el paso de los días.
Salió vestida de negro… y no regresó
La denuncia fue hecha pública por su primo, Dennys Toppin Poll, a través de una publicación en Facebook. En el post, describe que la última vez que alguien vio a Cirse fue en la calle Ánimas #1009, entre Águila y Soledad, en el corazón de Centro Habana. Vestía un vestido negro y llevaba un pañuelo blanco en la cabeza. Desde entonces, ni una pista, ni una llamada, ni una señal.
Una salud delicada y una ciudad cada vez más peligrosa
Lo que hace este caso aún más urgente es que Cirse padece una enfermedad neurológica, lo que le provoca alteraciones mentales. Es una mujer vulnerable en una ciudad que, lamentablemente, se ha vuelto cada vez más insegura. Su familia no deja de compartir su foto, rogando que alguien la haya visto, aunque sea de lejos. Dejaron un número de contacto: 53231233. Si estás en La Habana y crees haberla visto, no dudes en llamar.
La solidaridad en redes sociales no se hace esperar
Además de su primo, varios usuarios en Facebook y otras plataformas como X (antes Twitter) han comenzado a compartir su caso. Incluso la plataforma feminista Alas Tensas se ha unido a la búsqueda. En momentos como estos, la ayuda colectiva puede marcar la diferencia entre la esperanza y el olvido.
No es un caso aislado
Ese mismo día, también se conoció la desaparición de Cristian, un joven de 25 años que salió de su casa para vender un teléfono móvil… y nunca volvió. Ya van varios días sin noticias de él. Estas historias no son casos aislados. En Cuba, cada vez son más frecuentes las desapariciones y cada vez menos claras las respuestas.
¿Hasta cuándo viviremos con miedo?
La realidad es que la inseguridad en Cuba va en aumento, y mientras las autoridades no den una respuesta contundente, las familias seguirán haciendo el trabajo de búsqueda por su cuenta. Compartir una foto, dar una información, o simplemente estar atentos, puede ser la diferencia entre el reencuentro o la tragedia.