La furia en redes sociales no se hizo esperar después de que el perfil oficialista “Las Cosas de Fernanda” saliera en defensa de Yordanis Torres Mendoza, el hombre señalado por activistas y vecinos en Cienfuegos de cometer abusos sexuales y maltrato extremo contra animales. La publicación, que intentaba justificar la liberación del acusado, terminó echándole más leña al fuego.
Según esa cuenta, conocida por repetir los discursos del régimen como si fueran mandamientos, Torres quedó en libertad porque supuestamente padece esquizofrenia pasiva, un diagnóstico que lo eximiría de responsabilidad penal, ya que, según dicen, “no es consciente de sus actos”. En otras palabras, lo pintan como un enfermo, no como un criminal.
Además, alegan que no hubo una denuncia formal en la estación de policía de Cienfuegos, por lo que los agentes estarían de manos atadas. Y para rematar, lanzan una de esas verdades que duelen: en Cuba, la zoofilia no es un delito penal, sino una “falta” que solo puede ser sancionada con una multa bajo la maltrecha Ley de Bienestar Animal.
El post, lejos de calmar ánimos, provocó un verdadero incendio digital. Se refirieron a los defensores de animales como «indignados extremos con proyecciones agresivas», y apelaron a la imagen de una justicia tranquila y “con los ojos vendados”, como si no fuera obvio que aquí la única ciega es la ley.
Para justificar la falta de castigo, el perfil lanzó comparaciones con otros países donde la legislación sobre estos temas es deficiente. Pero evitó admitir el elefante en la sala: que en Cuba no hay una estructura legal seria para proteger a los animales del abuso.
El post terminó con una frase que sonó como una bofetada: “¡Pobres animalitos!… ¡pero también, pobre Yordanis!”. Una supuesta muestra de compasión que igualó a las víctimas con su verdugo. Y para colmo, agradecieron a la policía por su “imparcialidad”, aunque todo el barrio asegura que el hombre sigue suelto a pesar de las pruebas.
Las reacciones en redes sociales no se hicieron esperar. Activistas, usuarios y amantes de los animales se volcaron a criticar lo que consideran una burla institucional. Una de las voces más firmes fue la de la usuaria Rache Rache, quien no se guardó nada. Para ella, la publicación no solo demuestra falta de empatía, sino un completo divorcio de cualquier principio ético decente.
Rache denunció que Torres anda suelto con cuchillos y que vecinos ya han tenido que soportar los olores nauseabundos de animales muertos y los gritos de sufrimiento de sus víctimas. “Ese tipo no puede andar libre por la calle”, soltó sin pelos en la lengua, señalando que el peligro ya no es solo para los animales, sino también para los niños del barrio.
Desde La Habana también se alzó la voz de Irina Diéguez Toledo, quien, aunque reconoció que Torres podría estar enfermo, cuestionó con fuerza el abandono médico y social del caso. “¿Toma medicación? ¿Alguien lo supervisa?”, preguntó, dejando claro que si realmente se trata de un paciente psiquiátrico, necesita tratamiento intensivo, no libertad.
Irina recordó un video en el que a Torres se le ve perder una perrita negra y su reacción demuestra que sabe perfectamente lo que está haciendo. Para ella, eso es prueba de que no está tan desconectado de la realidad como quieren hacer creer. Habló incluso de los temores de los vecinos, que no se atreven a denunciar por miedo, y calificó la ley actual como “un adorno”, con sanciones que dan risa.
“Nos están provocando”, advirtió. “Y si no nos respetan, saldremos a las calles, porque ellos no tienen voz.” Su mensaje fue claro, directo y sin filtro: los animalistas están cansados de excusas y quieren acciones concretas.
Desde la cuenta Cubana Animalista también se desmintieron varias afirmaciones del perfil oficialista. Contra lo que dijo “Las Cosas de Fernanda”, sí se presentó una denuncia formal contra Yordanis, y hasta hablaron con su familia, quienes se lavaron las manos.
Lo más grave es que el acusado ya había estado en hospitales psiquiátricos antes, pero siempre lo terminan soltando, a pesar del historial violento que tiene. Según esta activista, “es una vida que ha acabado con decenas de vidas y sigue amenazando”.
Recalcó que el movimiento animalista no busca justicia por mano propia, sino una respuesta institucional seria, que incluya el internamiento del acusado y proteja tanto a los animales como a la comunidad. “No estamos hablando de insectos, estamos hablando de seres vivos que sienten y sufren”, remarcó con dolor.
La exigencia es clara: basta de indiferencia, basta de impunidad. El maltrato animal en Cuba no puede seguir siendo tratado como si fuera un detallito sin importancia. Porque mientras se sigan minimizando estos actos, el mensaje que queda es que la crueldad no tiene consecuencias. Y eso, en cualquier sociedad, es una bomba de tiempo.