La increíble historia del chalet embrujado en la provincia de Holguín

Redacción

En el poblado de Báguanos, cercano a la provincia de Holguín, existe un viejo caserón con más de medio siglo de existencia que dicen que está “embrujado”. El lugar atrae a los curiosos, sedientos de ver un fantasma cubano con sus propios ojos, creando mitos y leyendas a su alrededor, que son conocidos por todos los vecinos de la zona.

Quizás las personas de las cercanías nunca llegaron realmente a ver fantasmas en esa casa, pero lo cierto es que la leyenda se ha ido pasado de generación en generación.

De camino a Rejodones, a más de 20 km de Holguín por la carretera que va a Mayarí y Moa, se puede ver esta peculiar vivienda, la cual a primera vista da la impresión que su interior luce como una casa abandonada.

Los rumores dicen que está llena de espectros, sillas y mesas que rechinan, objetos que cambian de lugar, ruidos de cadenas que se arrastran. Sin embargo, nadie a logrado ver realmente a estos fantasmas que, riéndose de las personas, debían andar paseándose orgullosos y burlones por todo el inmueble.

Su construcción, tipo chalet, denota su decadencia con el paso del tiempo, pero para darse cuenta de las grietas, visibles mayormente en paredes y techos, hay que adentrarse en su interior.

Dicen que hubo un tiempo en que un policía se instaló en el lugar y apenas resistió una semana. Escuchaba sonidos, voces, pedradas contra paredes y techos. Las cazuelas aparecían en la cocina llenas con tierra. Eso cuenta un vecino que pasaba por el lugar.

Cuentan que la misteriosa vivienda estuvo deshabitada durante unos 20 años y, aunque se encuentra en peligro de derrumbe, sus actuales inquilinos decidieron ocuparla luego que ciclón Noel les derrumbase su casa.

A finales de 1950, este chalet criollo fue construido por un gallego llamado Belisario Ramos, quien junto a su esposa estuvo a cargo de todos los detalles de la obra y decoraron con esmero cada habitación al tiempo que cuidaban a sus pequeños

on el paso de los años, los hijos de la pareja crecieron y se fueron del lugar, dejando a Belisario y su esposa solos.

El matrimonio se mantuvo en el chalet hasta que les alcanzó la vejez y por causas de enfermedad se trasladaron a Holguín y la casa quedó abandonada, deteriorándose y dando paso a la leyenda de que estaba embrujado.

Quien reside actualmente en el lugar asegura que en la casa no ha muerto nadie, aunque dice que una de sus hijas que estuvo un año allí, luego de operarse falleció.

Mientras la casa estuvo abandonada, el lugar atraía a los turistas, sedientos de adrenalina. Los chicos de los alrededores se colaban en la deteriorada estructura para verificar las historias de espanto que escuchaban de boca de los mayores. Seguramente más de una parejita encontró en la casa un lugar para sus amores furtivos, protegidos de los testigos por la fama aterradora del lugar.

Ahora que esa familia vive ahí, no permiten a los curiosos. El hombre dice que al instalarse tenían que estar echando a los intrusos, pero ya las cosas se han calmado.

Luego de los años la casa continúa en pie, con sus arbustos, sus grietas y su historia, esa que, de boca en boca, seguirá trascendiendo por años. Al pasar por allí los automóviles reducen su velocidad, no importa el destino que lleven, casi siempre hay curiosos en su interior buscando ver algo extraño que les permita corroborar la leyenda del chalet embrujado.