El estelar pelotero cubano Carlos Benítez se gana la vida como repartidor tras emigrar a los Estados Unidos junto a su familia gracias al parole humanitario

Redacción

El pelotero cubano Carlos Benítez, reconocido por su destacada participación en los Alazanes de Granma, ha dado un giro significativo a su vida tras su arribo a Estados Unidos el año pasado junto a su familia, gracias al parole humanitario. Según revelaciones compartidas en redes sociales por el periodista Yasel Porto Gómez, Benítez se ha establecido en el estado de Kansas, donde actualmente trabaja como repartidor, alejado del mundo del béisbol.

Desde su llegada a territorio estadounidense en mayo del año anterior, Carlos Benítez ha optado por una nueva dirección en su vida, desligándose del deporte que lo catapultó a la fama en Cuba. Aunque su trayectoria deportiva fue destacada, con participaciones en las selecciones nacionales cubanas en eventos como el IV Clásico Mundial y varias ediciones de la Serie del Caribe, el pelotero ha optado por explorar nuevas oportunidades en su nueva residencia.

Con 37 años de edad, Benítez dejó su huella en el béisbol cubano como capitán de los Alazanes de Granma, siendo reconocido como uno de los mejores segunda base, especialmente por su desempeño ofensivo. Sin embargo, su última temporada en el torneo nacional estuvo marcada por lesiones que mermaron su rendimiento, aunque logró coronarse en la Serie Nacional y en la Liga Élite con Agricultores.

El cambio de carrera de Carlos Benítez refleja una tendencia entre deportistas cubanos que buscan una nueva vida fuera de la isla, buscando escapar de la escasez y las dificultades económicas. La decisión del pelotero de buscar oportunidades laborales fuera del ámbito deportivo ha sido recibida con buenos deseos y apoyo por parte de sus seguidores y aficionados.

En las redes sociales, las muestras de solidaridad y aliento hacia Benítez han sido evidentes, con mensajes que resaltan su valentía al emprender un nuevo camino en un entorno desconocido. Aunque su legado en el béisbol cubano quedará marcado por sus logros deportivos, su decisión de buscar nuevas oportunidades fuera del campo de juego es un testimonio de su determinación y resiliencia ante los desafíos de la vida.