Las nuevas formas de emigrar de los cubanos

Redacción

Las nuevas formas de emigrar de los cubanos

Una de las cosas más difíciles que han hecho Joel y Karla como matrimonio fue reunir los más de 4 mil euros para realizar un viaje de nueve días a Italia. Él trabajaba como almacenero en una de las tiendas en divisas pertenecientes a la corporación militar GAESA y ella era dependiente en una paladar habanera.

“A mi esposa le pagaban 10 CUC al día, pero con la propina se montaba en 20 o 30. Yo no la tenía tan fácil, tenía que estar inventando con lo que se caía del camión y “fachando”. Con mucho trabajo reunimos el dinero, pero tuvimos que deshacernos también de algunos equipos en la casa”, cuenta Joel.

Lo primero que hicieron fue acudir a la Embajada de Italia para documentarse. Allí les explicaron que debían regresar cuando tuviesen los pasaportes y la reservación del paquete turístico.

Con todos los papeles ya en regla, se presentaron en la embajada para recibir sus visas de turistas por un mes. De igual forma, tuvieron que presentar el certificado de matrimonio. Luego de pasar nueve días como parte de su luna de miel en Florencia, Milán y Roma, ya tenían calculado como llevar a cabo su plan de fuga.

Gracias al tratado de libre circulación por Europa para quienes poseen el visado italiano podían recorrer los 27 países de la Unión Europea.

En un primer momento pensaron en terminar su viaje en Alemania, ya que las leyes migratorias son más flexibles. Sin embargo, ante la imposibilidad de un hermano de un amigo de la pareja para gestionarles la estancia, tomaron un tren de Milán a Barcelona y luego en el AVE a Madrid.

“Llegamos a Madrid con frío que hacían rechinar los huesos. Todas las gestiones las hicimos por internet. Gracias a unos amigos cubanos que nos echaron una mano pudimos alquilar un cuartucho por 200 euros al mes. Mi esposa que es blanca en menos de un mes consiguió trabajo cuidando a una señora mayor”, comentó el cubano.

Joel es negro, aunque no tanto como los africanos. Al hablar español no se le hizo muy complicado encontrar trabajo y comenzó en un bar. Al poco tiempo el dinero les empezó a alcanzar para mudarse a un piso, comer de manera decente y de vez en cuando irse a una discoteca los fines de semana.

“Con el dinero de la moto y de la casa que vendí en Cuba estamos tratando de regularizar nuestros documentos. En estas sociedades, como existe menos corrupción, es más difícil resolver las cosas. Además, los españoles están en contra de la emigración”, señala.

Otro ejemplo es el de Daisy, quien estuvo trabajando durante una década en un hotel de Varadero y reuniendo dinero para salir de la Isla. Sin embargo, cuando lo tenía todo listo se llevó la sorpresa de su vida al enterarse de la derogación de la política de los pies secos-pies mojados.

“Sentí que la tierra se abría bajo mis pies. Pero junto a mi hijo y mi marido nos aventuramos a probar suerte en México. Nada más llegar encontramos trabajo y, como nos habíamos llevado 25.000 dólares pudimos rentar un apartamento con muy buenas condiciones. A los cubanos que están bien preparados no les resulta muy complejo encontrar trabajo en México. Eso sí, ser ilegal siempre es un problema. Para suerte nuestra, la corrupción en México está que hace ola. Con dinero en mano no hay imposibles”, cuenta Daisy.

Aun cuando las puertas se han cerrado legalmente para los cubanos en Estados Unidos, los nacidos en la mayor de las Antillas no se amilanan y se lanzan a probar suerte en otros lares, pero nunca dejan de mirar a su vecino del norte con el anhelo de alguna vez llegar a cumplir el sueño americano.